Desde las marcas emergentes hasta los diseñadores de culto, las nuevas generaciones o los coleccionistas de archivo están impulsando esta corriente sostenible que proyecta el futuro de la moda. El imparable auge de la segunda mano y de la estética vintage colisionan así para definir un nuevo paradigma clave tanto para la industria como para el planeta.
De Versace a Martine Rose, hasta minoristas o perfiles digitales de moda curatorial: el sistema está definiendo una nueva estética, entre infinidad de looks nostálgicos o auto-referencias de archivos para una nueva generación de fans de la moda.
A LOVE STORY
El amor por la moda de segunda mano y de archivo no para de crecer. Un sentimiento recogido ahora en datos de nuevos informes que valoran este mercado en expansión en torno a unos 120.000 millones de dólares. Uno en el que coexisten otras dinámicas que se le exigen al negocio indumentario como el alquiler o la reparación de ropa, así como toda una serie de actos experimentales con los que cambiar los hábitos de consumo arraigados en la sociedad. Por no hablar de la redención que canalizan en medio de un paradigma sumido en la sobre-producción y la emergencia climática.
Dentro de este escenario eco-futurista, el último informe de threadUP, realizado en colaboración con los analistas GlobalData, estima que el mercado mundial de la moda de segunda mano se duplicará de aquí a 2027, hasta llegar a alcanzar los 350.000 millones de dólares.
LA DEFINICIÓN DE UNA NUEVA ESTÉTICA
Más allá de esa constante búsqueda de moda de archivo o de segunda mano entre la inmensidad de plataformas virtuales, la alta costura está esclareciendo asimismo esa obsesión por lo vintage, inspirándose tanto en su estética como en su energía, como pudimos ver en las últimas colecciones del bolso Horsebit de Gucci.
Se trata de toda una realidad que se archiva digitalmente y se registra a través de hashtags como #archivefashion en TikTok, proyectando constelaciones de piezas de las que subyace esa emoción por el coleccionismo; así como por el hecho de descubrir piezas raras y únicas cuando el streetystle global parece estar profundamente sumido en la homogeneidad estética.
Esa obsesión es la que está estimulando el fenómeno second hand: una corriente latente impulsada tanto por firmas independientes como por sellos de lujo que llevan a cabo esa experimentación con el diseño entre actos como el upcycling o la presentación de colecciones de archivo que son decisivas para el planeta. Así lo esclarece un estudio publicado por 2022 de Impact Report, la plataforma de moda Vestiaire Collective junto con PwC, que reza lo siguiente: comprar moda de segunda mano puede reducir en un 90% el impacto que cada prenda tiene en el mundo.
Dentro de ese mismo estudio, destacan otros conceptos latentes como el efecto “upscale”, producido cuando la motivación de esa compra-venta de artículos de lujo nos lleva a invertir en productos de mayor calidad que duren para siempre, y no acaben muriendo en cementerios textiles.
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