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La exposición solar moderada puede ayudarte a vivir más años

La exposición al sol, ahora que llega el verano, es una de las herramientas más potentes para alargar la vida. La clave está en el cómo.

La exposición solar moderada puede ayudarte a vivir más años

La exposición al sol, ahora que llega el verano, es una de las herramientas más potentes y a la vez más infravaloradas para alargar la vida. La clave está en el cómo. La luz solar regula nuestro reloj biológico, mejora el estado de ánimo, eleva los niveles de vitamina D (clave para el buen funcionamiento del sistema inmune y la salud ósea) y estimula la producción de óxido nítrico, que protege el corazón. El problema está, sobre todo porque envejece notablemente nuestra piel, cuando tomamos el sol de manera inadecuada o excesiva.

El sol no es nuestro enemigo, sin duda hay que protegerse pero también hay que saber usarlo como una herramienta de salud y longevidad. Como siempre, el problema no es el sol, sino el mal uso del sol. El mayor problema lo tenemos porque tomado en exceso, acelera el envejecimiento de la piel, que se produce cuando los rayos UV degradan el colágeno, aumentando el estrés oxidativo y dañando el ADN celular. El resultado es una piel más fina, arrugas más marcadas y manchas. Una exposición intensa y descontrolada puede sumar años visibles a tu rostro en poco tiempo.

Y aquí, la paradoja de la longevidad: “Curiosamente, algunos estudios recientes han demostrado que una exposición solar moderada se asocia con una menor mortalidad por todas las causas. En otras palabras, evitar el sol por completo puede ser más peligroso que recibirlo con prudencia. La vitamina D es sólo parte del efecto, también influyen las hormonas, los ritmos circadianos y la señalización metabólica profunda” – nos explica Gonzalo Ruiz Utrilla, biohacker experto en temas de longevidad.

También debemos tener cuidado con las gafas de sol todo el día. Sabemos que las células de la retina tienen sensores que detectan la intensidad de la luz y activan las señales endocrinas y neurológicas en todo el cuerpo. Pues bien, estos sensores influyen en la producción de melanina, el pigmento natural que protege nuestra piel frente a las quemaduras solares: “Si usamos gafas de sol constantemente, el cuerpo recibe menos señal de alarma solar y produce por tanto menos melanina. Resultado: nos quemamos antes. Por la mañana y al atardecer, deja que tus ojos detecten el entorno luminoso natural” – aconseja Gonzalo.

Ruiz Utrilla recomienda tomar el sol sin protección durante 5–15 minutos al día durante todo el año y según nuestro tono de piel: Aplica protector solar en cara, escote y manos si vas a estar más tiempo expuesta. Evita quemarte siempre, ya que cada quemadura acelera el envejecimiento y multiplica el riesgo de problemas en la piel. No bloquees la vitamina D, si usas protección total todo el tiempo, tus niveles de vitamina D podrían desplomarse. Intenta exponer la mayor parte de tu cuerpo cuando tomes el sol”.

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