Todos sabemos que los vendedores de Depop y Vinted son lo peor. Desde su incapacidad para enviar los paquetes a tiempo, pasando por las prendas que no coinciden con su descripción, hasta sus ineptas habilidades de comunicación, hacen que comprar artículos de segunda mano sea más pesado de lo que tiene que ser. Una de las peores indiscreciones que se ha visto recientemente por dichas plataformas es que los vendedores de la generación Z están subiendo prendas de hace diez años, catalogándolas de «vintage» a precios desorbitados.
Este fin de semana, un vendedor de la generación Z fue descubierto vendiendo pantalones cortos de lentejuelas con estampado de leopardo de Forever 21 de 2011 que inicialmente costaban 15 dólares por 298 dólares en Depop. El vendedor explicó que el aumento de precio de 283 dólares se debió a que los shorts de Forever 21 eran similares a los shorts vintage virales de Charlotte Russe vistos en Coachella este año. La escritora millenial Alex Morillo dijo en X al ver este caso que se «sentía tan envejecida como un brick de leche dejado al sol».
Las redes sociales han acelerado los ciclos de moda, con innumerables tendencias y microtendencias que surgen y desaparecen con cada temporada. En este contexto, no es de extrañar que los jóvenes califiquen de «vintage» ropa de hace poco más de una década. Términos como «vintage» y «upcycled» se han convertido en estratagias de marketing para aumentar las ventas. Manipulando a los consumidores para que paguen una cantidad exorbitante por unos pantalones cortos de poliéster que probablemente les durarán un año, si tienen suerte.
‘Double Wear’ de Estée Lauder: la base de maquillaje favorita de la Gen Z.
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