Maison Margiela ha revelado su campaña Fall/Winter 2025, y con ella una nueva fase en la construcción del mito Miley Cyrus. Retratada bajo la lente visionaria de Paolo Roversi, la artista se despoja de artificios para encarnar con crudeza y sofisticación los códigos más elementales de la maison parisina. La propuesta es un manifiesto visual que sitúa a Cyrus como un icono en constante deconstrucción, una figura que encarna la tensión entre vulnerabilidad y fuerza, entre exceso pasado y depuración presente.
La relación entre Cyrus y Margiela parece inevitable cuando se contempla la trayectoria de la cantante. Forjada en la cultura mainstream a través del fenómeno Hannah Montana, la artista ha dedicado la última década a una operación quirúrgica de autodesmontaje: desafiando expectativas, trastocando la narrativa mediática y reformulando su identidad una y otra vez. Si el periodo Bangerz (2013) y Miley Cyrus & Her Dead Petz (2015) abrazó un maximalismo provocador y caótico, su presente creativo —consolidado en la era Something Beautiful— se caracteriza por una refinada síntesis estética y conceptual.
Maison Margiela, en un comunicado difundido en Instagram, ha declarado: “El artista es capturado bajo una nueva luz, despojado e inmerso en los códigos centrales y expresiones arquetípicas de la Maison”. Roversi traduce esta premisa en imágenes donde la figura de Cyrus oscila entre la oscuridad y el resplandor: siluetas fuertes, miradas magnéticas, trazos de pintura blanca que evocan el gesto fundacional de las icónicas Tabi boots. Cada encuadre opera como un palimpsesto que registra la historia personal de la cantante al tiempo que la subsume en el lenguaje atemporal de Margiela.
La campaña FW25, que incluye piezas de la colección Avant-Première, se articula como un diálogo entre cuerpo y objeto. Cyrus sostiene bolsos de piel en tonos sobrios que contrastan con la desnudez de su piel marcada por brochazos pictóricos. En una de las imágenes más potentes, la artista se presenta envuelta en un abrigo de guisante deconstruido, mientras en otras aparece completamente desnuda. Esta tensión entre lo vestigial y lo expuesto, lo oculto y lo revelado, refuerza la narrativa de una Maison que desde su fundación ha explorado los límites del vestir y del desvestir.
La colaboración con Cyrus no es casualidad, sino consecuencia de un proceso de afinidad simbólica. Maison Margiela, con su lenguaje deconstructivista y su obsesión por lo esencial, encuentra en la cantante a una intérprete que ha hecho de la reconstrucción identitaria su proyecto vital. La campaña no solo introduce la colección FW25, sino que cristaliza un momento cultural donde la moda, la música y el arte confluyen para reformular el concepto de autenticidad en la era contemporánea.
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