Rindiendo homenaje al estilo relajado y la eterna gracia de la musa americana Carolyn Bessette-Kennedy, la colección abraza un enfoque despreocupado de la moda, impregnado con la vibrante esencia de Nueva York bajo la dirección creativa de Wes Gordon.
Las siluetas presentan líneas definidas y seguras, que se suavizan con estampados románticos en tonos pastel y flores delicadas. El conjunto central de la colección consta de una camisa de algodón emblemática de Herrera, reinventada con una falda lápiz de precisión en negro, en contraste con una llamativa falda plateada bordada a mano con lentejuelas eléctricas.
Tejidos de punto fino, faldas lápiz y tacones de aguja evocan la estética de la moda de finales de los noventa, mientras que los encajes translúcidos y los vestidos limpios de algodón con lunares se presentan como la base ideal para el vestuario de verano.
Un vestido de seda lila, delicadamente drapeado, se ajusta al cuerpo, mientras que una combinación de camiseta abotonada y minifalda en el mismo tono se convierte en un atuendo llamativo para el día a día. El amarillo brillante toma el protagonismo en una chaqueta entallada combinada con una falda de tul, o en un vestido de tirantes que personifica la visión del chic americano. Por otro lado, el negro se presenta en una sorprendente variedad, desde una sastrería exquisita hasta vestidos etéreos con detalles florales bordados o un seductor trench de satén brillante que deja entrever las piernas.
Ya puedes ver algunos de los looks de la línea en la galería de arriba, y la colección completa de Carolina Herrera en el siguiente vídeo.
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