Diseñada por la perfumista Daniela Arder bajo la visión de Miuccia Prada y Raf Simons.
Prada continúa demostrando su poder de innovación olfativa a través de un laboratorio aromático donde la piel es el lienzo y el perfume, una segunda naturaleza. Y es que esta última entrega de la colección Les Infusions surge como un ejercicio de contradicción perfectamente calculada: verde pero rosa, dulce pero vegetal, efervescente pero íntima. Una creación muy Prada, vaya.
Porque la Infusión de Rhubarbe se presenta como un artefacto emocional que empuja a explorar las capas más irreverentes de uno mismo con una mezcla de bergamota, mandarina verde, naranja amarga, rosa, almizcles blancos y Ambrofix, todo anclado en el icónico Esprit d’Infusion que Prada Beauty ha convertido en su firma sensorial.
El protagonista, el ruibarbo, es un auténtico disruptor olfativo: ácido, vegetal y juguetón. Un aroma que no busca agradar a todo el mundo, sino conectar con quienes saben que lo diferentes es, siempre, lo más interesante.
Sølve Sundsbø, encargado de dirigir la campaña visual, plasma la personalidad del perfume en una pieza que explora la delicada línea entre lo humano y lo artificial. Una oda futurista a la sensualidad líquida y la identidad cambiante.
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