Solo hay dos maneras de vestirse hoy en día. O te vas por el look Adam Sandler vibes con shorts de baloncesto XXL y sudaderas enormes, o te lanzas a los micro-shorts y crop tops que dejan todo a la vista. Bueno, parece que Demna se ha tomado al pie de la letra ese meme que circula por Internet, porque su colección Balenciaga SS25 en la Semana de la Moda de París llevó esa dicotomía a la pasarela, con una mezcla entre oversized descomunal y algo mucho más seductor.
Los asistentes, entre los que estaban Nicole Kidman, Future, Katy Perry y Lindsay Lohan, fueron testigos de una experiencia multisensorial. Demna no solo jugaba con siluetas, sino también con recuerdos de su niñez. «Mis primeros recuerdos de la moda son recortar cartón y hacer desfiles en la mesa de mi cocina», confesó el director creativo de la Maison. «Treinta y cinco años después, este show me reconecta con esos inicios. Es un homenaje a la moda con un punto de vista».
Y vaya que el punto de vista estaba clarísimo. En la mesa de comedor más larga que hemos visto, las front row celebs se deleitaron con el plato fuerte: un desfile donde lencería brillante asomaba bajo abrigos de piel, pantalones denim se reciclaban como solapas de chaqueta y los cargadores de iPhone se integraban a los bolsos. La estética era un juego constante entre el anonimato y el statement.
Con «Gimme More» de Britney Spears sonando, las primeras modelos aparecieron con lencería expuesta, siluetas ultrafemeninas superpuestas bajo suéteres gigantes y trenchs al revés. Porque, al final, lo que cuenta está en el interior, ¿no? Los vestidos de cuello alto en escarlata y negro parecían elegantes hasta que las modelos giraban y dejaban al descubierto un atrevido juego de correas que apenas cubrían la espalda. Business in the front, party in the back.
Pero la colección no terminó ahí. La segunda mitad fue pura resaca post-fiesta, con abrigos gigantes abiertos sobre torsos desnudos, pantalones que se convertían en bufandas y sudaderas que parecían haber sido arrastradas por la ciudad en una caminata de la vergüenza. Todo un statement sobre el caos de la mañana siguiente.
El espectáculo culminó con un vestido triangular de satén negro, una firma ya clásica de Demna, que cerró el desfile antes de que «Gimme More» se detuviera bruscamente, enviando a los asistentes a casa. La marca se rindió ante el hecho: el sexo vende, incluso en 2024. Y en una economía donde el lujo tiene que encontrar nuevas formas de seducción, ni siquiera Balenciaga puede escapar de esa verdad.
Balenciaga llega a París con ‘Les Subtilités d’Un Dialogue’.
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