Julien Dossena continúan expandiendo el imaginario de la Casa que oscila entre lo blindado y lo vulnerable, lo terrenal y lo radiante.
La colección Otoño-Invierno 2025 de rabanne convierte la idea de protección en un gesto poético, explorando ese instante de revelación silenciosa en el que la estructura se quiebra para dejar salir la luz.
De esta forma, la energía solar late bajo la superficie de cada pieza: fuerza, sensualidad y movimiento se materializan en un armario de contradicciones. Las lanas clásicas y algodones recubiertos se desprenden para mostrar destellos metálicos, mientras la piel sintética brota deconstruyendo la noción de abrigo protector. Entre los hitos de la colección, una chaqueta amplia con solapas de lentejuelas, un traje estampado en satén con microbolitas de color y faldas que se despliegan en capas de pelo salvaje.
La Casa se mueve ahora en un terreno de tensiones: las siluetas estrictas en tejidos tradicionales se interrumpen con aperturas estratégicas, texturas dimensionales y estallidos de lentejuelas. Paneles desmontados envuelven brillos plateados como segunda piel, mientras las bufandas de cuentas o los brotes de piel en faldas escocesas alteran la percepción de lo que es exterior o interior. La piel -moderna, exuberante, feroz- recorre desde abrigos monumentalistas hasta faldas que vibran al ritmo del cuerpo.
La otra cara de la colección reside en la fluidez: incrustaciones de malla metálica que conviven con encajes, vestidos vaporosos que flotan sobre cuero o lana, transparencias que revelan un cuerpo brillante en perpetua transformación.
Más allá de la materialidad, la colección propone una narrativa cargada de símbolos: llaves antiguas que cuelgan del cuello como talismanes, signos de protección y secreto, y también la apertura hacia lo desconocido. El vestuario de rabanne busca el poder como pura presencia.
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