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La rebelión de las babydolls

El vestido babydoll estimuló creativamente las pasarelas de SS23, erigiéndose como una nueva microtendencia dentro del ciclo de la moda.

Las inquietantes muñecas de porcelana victorianas estimulan creativamente las pasarelas de SS23, introduciendo una nueva microtendencia dentro del latente ciclo de la moda efímera: el vestido babydoll.

La moda parece iniciar una nueva era para las muñecas rebeldes que subvierten todo ese conservadurismo asociado a su imaginario, para introducir nuevos diseños actualizados (en versión chic) de la pieza en cuestión. Los vestidos babydoll se reinterpretan así ahora, adquiriendo nuevos significados, en las colecciones estivales de firmas como Rick Owens, Versace, Comme Des Garçons, Loewe o Ludovic de Saint Sernin.

Dentro de la actual temporada del renacimiento en la que todo es tendencia, y a la vez nada lo es, esta silueta trapezoidal traspasa la esfera infantil para integrarse en el uniforme moderno, representando ahora una feminidad libre y rebelde que se proyecta en el núcleo de la moda.

Desde Versace hasta Loewe, Coach u otras firmas quizás más asociadas a esa estética romántica como Cecilie Bahnsen, elevan ahora al estrado de la pasarela sus representaciones de esta pieza asociada originalmente a los imperios y a la aristocracia.

LA HISTORIA DETRÁS DE LA SILUETA

El diseño construido en sus orígenes en base a un corpiño de talle alto y una falda amplia, se reinterpreta ahora asociándose a la lencería de los años 30 y 40 cuando Sylvia Pedlar, de Iris Lingerie, acortó aún más el dobladillo. Ese concepto volvió a reactivarse a finales de los años 50, cuando Cristóbal Balenciaga extrajo el babydoll de los confines de la ropa interior.

En los 90, riot grrrls como Courtney Love, volvieron a poner de moda el vestido a través de su esencia antisistémica y de la estética «kinderwhore«, consistente en enfundarse en vestidos de babydoll rasgados, ajustados y escotados con cuello de Peter Pan, combinados con ojos delineados en negro y zapatos Mary Jane.

VERSIONES ACTUALIZADAS

Todas esas influencias estéticas se canalizaron a través de la pasarelas de primavera de 2023, marcando el comeback de la silueta remasterizada en una gran variedad de tonos, texturas y materiales. Cecilie Bahnsen optó por un estilo bouffant, azucarado y dulce en tonos pastel, con mangas abullonadas y hombros asimétricos, mientras Ludovic la reinterpretó subvirtiendo las normas de género.

En este sentido, Rick Owens adentró el vestido babydoll en su universo gótico y sombrío transformándolo en una silueta más conceptual con volúmenes y asimetrías. Finalmente, otras firmas de culto como Loewe lo transformaron en base a una evolución sartorial del polo clásico, con un diseño mini a rayas con el que volvía a proyectar esa feminidad subversiva e hipnótica de las babydolls.

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