El brostep se ha convertido en un término casi peyorativo dentro de la cultura musical, con sus bajos chirriantes y drops exagerados siendo el blanco de memes y chistes desde su apogeo en los 2010. Sin embargo, a pesar de la crítica y la burla, figuras como Skrillex no solo han sobrevivido, sino que han prosperado: el icónico productor ganó un Grammy el año pasado, mientras que los ecos de brostep han vuelto a emerger en los sets de los DJs más influyentes. Repasamos los momentos más épicos de este sonido.
Antes de convertirse en un meme, el dubstep (o como algunos puristas prefieren llamarlo, el «verdadero» dubstep) surgió en el Reino Unido como un sonido profundamente enraizado en el dub, el reggae y el garage. El estilo nació casi accidentalmente cuando Benny Ill, un productor de techno, intentó hacer garage pero terminó creando algo completamente nuevo debido a su obsesión por el reggae y el error en la colocación del ritmo. Así, el dubstep se construyó sobre bajos profundos y ritmos dislocados, diseñados para resonar en los grandes sistemas de sonido.
Con la transición del consumo musical desde clubes a habitaciones con altavoces poco potentes, los productores comenzaron a incrementar la intensidad de los graves para satisfacer el apetito de una nueva generación. Aquí es donde el brostep encontró su nicho: un sonido más rudo, diseñado para explotar en altavoces pequeños y espacios cerrados.
En 2010, Rusko lanzó su álbum O.M.G!, un punto de inflexión que definió el sonido que más tarde se llamaría brostep. En una entrevista con la BBC, Rusko admitió su papel en la creación del género con cierto remordimiento: “Es como si alguien te gritara en la cara durante una hora, nadie quiere eso”. A pesar de las críticas, el brostep explotó globalmente, llamando la atención de un joven Skrillex.
El EP de Skrillex Scary Monsters and Nice Sprites (2010) marcó el comienzo de una nueva era. Con riffs de bajo que se asemejaban más a guitarras de metal que a las frecuencias subsónicas del dubstep original, el brostep se consolidó como un fenómeno global. Mientras Skrillex ascendía al estrellato, también se ganaba la etiqueta del «hombre más odiado del dubstep», polarizando la escena musical.
Una década más tarde, Skrillex reapareció en 2023 con los álbumes Quest for Fire y Don’t Get Too Close, marcando un equilibrio entre la intensidad del brostep y una estética más refinada. Su sencillo “Rumble”, en colaboración con Fred again.. y Flowdan, reintrodujo al brostep en los sets de diferentes DJs de todo el mundo, abriendo paso a una nueva ola de experimentación sonora. La canción le hizo ganar a Skrillex su segundo Grammy, acumulando más de 140 millones de reproducciones en Spotify.
El brostep, nacido de la experimentación en los oscuros rincones de los sistemas de sonido, ha transitado un recorrido tan disruptivo como polarizante. Lo que comenzó como una exploración visceral terminó estallando en la escena global, desatando un ciclo de críticas y devoción a partes iguales. Para comprender su evolución y legado, es esencial volver a aquellos temas que definieron su sonido y lo catapultaron al fenómeno cultural que es hoy. Así, mientras algunos puristas siguen resistiéndose, el brostep continúa reinventándose, demostrando que en la música, al igual que en la vida, todo vuelve.
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