En el universo encantado de Blumarine, la moda es más que una expresión; es una danza de caprichos y una oda a la sensualidad. La chica Blumarine, en su etérea malhumorada sensualidad, es una mariposa que danza hacia la luz, atrapada en el halo dorado de una atmósfera prístina y muy muy de los 2000.
Bajo la dirección creativa de Nicola Brognano, la colección brilla con una luminosidad cristalina. Colores claros y límpidos abrazan las siluetas esbeltas que se ciñen al cuerpo pero permiten una libertad de movimiento sin restricciones. La sensualidad se manifiesta en su máxima expresión, sin romanticismos, fuerte, moderna y completamente natural.
La mariposa, ese motivo simbólico y evocador de la transformación, se convierte en el hilo conductor de una colección mágica. Ella revolotea en minivestidos, se posa en slips y adorna bustiers, capturando la esencia efímera y transformadora de la época estival. Tan ligeros como una brisa de verano, los vestidos se deslizan sobre la piel como una segunda capa. El fino jersey se entrelaza con las medias en un juego de mariposas arremolinadas, un tributo a la libertad y transformación. Las prendas de PVC transparente embellecidas con una lluvia de cristales y pedrería de resina mate, dejan ver el cuerpo a través, creando un efecto de deslumbrante deslizamiento en la piel.
Las túnicas sinuosamente drapeadas envuelven el cuerpo con la gracia de una danza. Lazos y fajines juegan entre los pliegues, creando una elegancia caprichosa y coqueta. Las blusas vaporosas de georgette claro se abren en una cascada de romanticismo contemporáneo, combinándose con cinturones al más puro estilo Blumarine. Los pantalones cortos Capri de piel dorada abrazan las piernas, realzados con cadenas metálicas y hebillas de mariposa.
Cada paso es una declaración audaz y seductora, un eco de la personalidad intrépida de la chica Blumarine. Incluso los bolsos de goma, nacidos de la colaboración con FORBITHCHES x Blumarine, llevan la impronta de la mariposa. De repente, la mariposa deja paso a varios ángeles con grandes alas blancas; parece que estemos, literalmente, en el cielo.
En definitiva, la chica Blumarine se convierte esta temporada en una seductora frívola, una criatura libre y encantadora que baila entre los rayos dorados del verano. Su vestimenta no es solo un reflejo de su personalidad, es una invitación a sumergirse en el encanto inigualable de la temporada estival, donde la libertad y la sensualidad se entrelazan en un baile eterno.
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