El término “indie sleaze”, acuñado por Mandy Lee hace unos meses, nos lleva a rememorar esos episodios de Skins que escenificaban la vida de una nueva generación. Entre drogas, sexo, alcohol y trastornos mentales se ficcionaba el retrato de los jóvenes de una época que coincidía con la estética irreverente del indie rock de los 80. Ahora, fiestas de personalidades como Julia Fox evocan precisamente todo ese imaginario de decadencia fotografiado por flashes deslumbrantes.
Hablamos de una época en la que las analógicas retrataban aquellos looks arrítmicos de camisetas estampadas con frases irónicas + pitillos y gafas de sol Carrera. A día de hoy, páginas como @indiesleaze han llegado a internet para trasladarte a ese reinado de la subcultura indie que alteraba todo tipo de uniforme para abogar por el caos y lo hortera.
Sin embargo, antes de ser un estilo, el indie fue un estilo de vida; un estado de ánimo ante la vida suspendido entre excesos. Tanto Dior Homme como el Saint Laurent de Slimane exploraron precisamente el imaginario de la sordidez indie, lanzando su propia versión de piezas como camisetas escotadas, cinturones de colores, destellos brillantes o transparencias.
Esa versión del glamour decadente se establecía como la antítesis a los diseños hedonistas o sexuales de Jeremy Scott, y se narraba a través de fotografías de iconos dosmileros como Mark Hunter, encargado de capturar la decadencia vibrante de la noche.
VUELTA AL DESCONTROL
El ecosistema de blogs y redes fue lo que acabó de proyectar a la escena indie en el mainstream, y todas esas fotos en fiestas de desenfreno entre colores, ostentación y prendas adheridas al cuerpo.
Al final, el querer revivir todo eso tiene más que ver con la tendencia actual de evasión hacia tiempos pasados. La nostalgia que lleva latiendo desde que la pandemia decidió estimular la precariedad en todos los sentidos.
La alegría de poder vislumbrar el futuro de aquella época es lo que ha provocado el regreso de este movimiento que evoca tiempos menos complicado en términos socio-políticos, rechazando el metaverso y/o el hecho de vivir el futuro a través de la pantalla.
Esta tendencia está resurgiendo así por el hecho de resucitar esas tendencias visuales y culturales. Ya sea a través de las imágenes flasheadas de Kanye West y Julia Fox, las representaciones hedonistas de Skims con Megan Fox o la campaña de Loewe x Studio Ghibli. Todo eso es lo que está definiendo el año en el que la sordidez indie volvió a ser cool.
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