Lo que empezó como un personaje extraño y peludo se ha convertido en el motor económico de una de las compañías de juguetes más potentes del momento. Labubu, esa criatura de estética entre goblin y peluche, ha catapultado a POP MART a cifras históricas. En el último semestre sus beneficios crecieron casi un 400%.
El éxito no es casual. La marca ha sabido convertir la experiencia de compra en un ritual con sus cajas sorpresa. Un formato que multiplica la expectación y convierte a cada figura en objeto de deseo. Con esta fórmula y la viralidad de Labubu, la empresa ha logrado un ritmo de crecimiento que sorprende incluso a su propio CEO, Wang Ning, que asegura que alcanzar los 20.000 millones de yuanes (2.780 millones de dólares) en 2025 es un objetivo realista. Más aún, no descarta superar este mismo año los 30.000 millones de yuanes (4.180 millones de dólares).
El fenómeno es la consolidación de una cultura global del coleccionismo y del hype. POP MART lo sabe y apunta ahora a seguir expandiéndose en mercados internacionales, donde todavía ve un enorme margen de crecimiento.
Labubu de POP MART es la prueba de cómo una estética reconocible y un buen sistema de marketing pueden transformar una marca en fenómeno cultural. Y, de paso, convertilo en una máquina de hacer dinero.
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