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Lacoste reconfigura el pasado: arqueología emocional y futurismo líquido

Lacoste se inspira en la vasta genealogía de la maison del Cocodrilo y en el imaginario de una arqueología utópica.

Lacoste reconfigura el pasado: arqueología emocional y futurismo líquido

En el marco ineludible del Festival Sónar en Barcelona  – epicentro de la cultura digital, la música de vanguardia y la experimentación creativa  – Lacoste elevó la experiencia de brand space a un nuevo plano de lectura, más sensorial, más conceptual. Inspirado en la vasta genealogía de la maison del Cocodrilo y en el imaginario de una arqueología utópica, el espacio que presentó la firma francesa no solo celebró sus 92 años de historia, sino que los reconfiguró como una narrativa especulativa en clave contemporánea.

Lejos de ser una retrospectiva literal, la propuesta de Lacoste se articuló como un ejercicio de excavación simbólica: una investigación táctil y emocional donde los visitantes pudieron conectar con las huellas del pasado a través de una curaduría estética que remezcló códigos vintage, referencias modernistas y un pulso futurista. El espacio, delimitado por materiales reflectantes y estructuras metálicas, funcionó como cápsula sensorial, como interfaz entre el ayer mítico y el mañana especulativo.

En el corazón de esta instalación, el pit: una suerte de cráter arqueológico y al mismo tiempo foro íntimo, herencia directa de los conversation pits de los años cincuenta y sesenta, reformulado aquí como dispositivo de conversación, punto de fuga emocional y archivo vivo. Un altar laico donde el tiempo se suspendía para dar paso al relato compartido y a la contemplación colectiva.

Lacoste no se limitó a proponer un espacio físico, sino que articuló una experiencia simbólica. Los visitantes pudieron llevarse consigo fragmentos de esta arqueología emocional en forma de charms impresos en 3D y toallas de edición limitada: objetos de deseo que funcionan como relicarios contemporáneos, donde el legado de René Lacoste, fundador de la marca, se reinterpreta bajo un filtro digital, actual y disidente.

Más allá de su dimensión estética, el espacio se consolidó como núcleo gravitacional para la comunidad creativa de la marca: artistas, colaboradores e invitados que orbitan en torno al universo Lacoste y que, durante los días del festival, transformaron este enclave en un auténtico refugio de energía cultural.

Una propuesta que conecta con el espíritu visionario de René Lacoste y con la mirada hacia el futuro. El uso de materiales reflectantes no es solo una elección estética, sino una metáfora del diálogo entre la nostalgia y la innovación. Más que un espacio de marca, fue un punto de recarga creativa, de inspiración y de encuentro. Un reflejo del poder de la memoria y de la curiosidad como motores para construir lo que viene.

Lacoste reaparece en Ibiza justo a tiempo para el verano.

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