La diseñadora chino-estadounidense celebra su décimo aniversario con la idea de ‘crecer un poco sin sacrificar lo que amas’. En base a ese mantra aspiracional, estructura su nuevo capítulo inspirado en la hiperfeminidad y en la sofisticación estilística de la mujer contemporánea.
La colección de otoño-invierno 2024 de Sandy Liang apaga su paleta de colores representativa para dejar algunos halos de luz a través de toques de rosa pálido en prendas más afiladas y menos volátiles que en sus episodios anteriores.
Esa evolución de la niñez a la edad adulta, pero manteniendo el espíritu nostálgico en todo momento, se convierte en una constante que se refleja en la pasarela a través de diseños que evocan recuerdos de juventud, del ballet o del estilo de colegiala. Todo ello se reinterpreta en nuevas formas, en chándales con rosetones multidimensionales, chaquetas con lazos colgantes, así como en su selección de ropa exterior ilustrada con estrellas que conforman constelaciones.
Las referencias a las bailarinas también se materializan en otros diseños destacados, como las botas altas rematadas con lazos en la puntera. De ese espectro más femenino y adolescente, la gama evoluciona hacia otro más adulto inspirado en el officecore, en la madurez, con prendas de oficina y/o de sastre confeccionadas en pana, satén, mohair o tweed donegal como podemos ver en sus trajes-falda y trajes-pantalón.
«En el uniforme hay fantasía y en la nostalgia, presencia«, rezan las notas de Liang, referenciando esa nueva era en la que se adentra la marca para presentar el arquetipo de la mujer neoyorquina de la alta sociedad que se refugia de alguna manera en la nostalgia y en ese espíritu latente de teenage fantasy.
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