Para el diseñador belga, recibir la invitación de diseñar la última colección de Alta Costura de la prestigiosa Casa francesa fue mucho más que un simple honor; fue un sueño hecho realidad.
Imagina un barco sin rumbo, perdido en mitad de un océano donde la pasión es la única brújula. En él, un ecléctico grupo de viajeros, despojados de la necesidad de una estrella que los guíe, pero poseídos por un deseo ardiente de libertad. Esta es la imagen que Ludovic de Saint Sernin evoca para Jean Paul Gaultier. Un universo narrativo y estético donde las almas errantes de los héroes y heroínas de la Maison se mezclan con la audacia e irreverencia del diseñador, dando vida a una colección tan cruda como exquisitamente refinada.
Desde el primer momento, el instinto creativo del Ludovic no tardó en marcar el tono de la propuesta. No se trataba únicamente de confeccionar prendas; sino de crear personajes que, con cada detalle, encarnaran los personajes de JPG, transformándolos en seres contemporáneos, viscerales y enérgicos. Y vaya si lo ha conseguido.
Cada prenda, cada silueta, destila ese savoir-faire tan característico que se consigue en el número 325 de la rue Saint Martin de París: el trabajo artesanal más refinado, las estructuras asimétricas, las piezas que juegan con la ambigüedad de género, el atrevido uso de la corsetería… Todo a través del filtro de Saint Sernin, quien consigue convertir todos estos elementos en algo todavía más palpable. Su enfoque de la sensualidad se adentra en el caos de Jean Paul Gaultier y lo trasciende, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la opulencia y la extravagancia.
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