La cultura japonesa hace poco más de una década nos llegaba a cuenta gotas: Dragon Ball, Oliver y Benji, Shin Chan, Pokemón… poco más se podía consumir de los productos del mercado asiático. Pero ahora las cosas han cambiado. Actualmente, los productos procedentes del país nipón no solo llegan a velocidad del rayo gracias a un mundo globalizado, sino que la cultura otaku es admirada e impulsada entre los sectores como la televisión, la música y el cine, que sientan las bases de la cultura mundial.
Con la apertura del mercado japonés al mundo occidental, hemos podido conocer mejor a los “otaku”. Se ha modificado una visión denostada que había de ellos a una más normalizada, en consonancia con el status quo actual. Internet, así mismo, nos da la posibilidad de acercarnos a otras culturas, por lo que es más sencillo normalizar otras formas de vivir.
Los otakus serían los «frikis» de la cultura japonesa. No solo son amantes del anime, manga o cosplay sino que van un paso más allá y realmente viven todo eso como si fuese su propio mundo. Esos frikis, con las redes sociales y el constante perfeccionamiento de los algoritmos en las mismas, han conseguido encontrar a personas y comunidades con gustos parecidos alrededor del globo. Se han apropiado del término marginal y denostado para portar con orgullo el sentimiento “otaku”.
Los más famosos le han quitado el estigma que ha podido tener. Cuando comienzan a apropiarse de unos símbolos culturales hasta el momento marginales, ello quiere decir que estamos ante un nuevo paradigma en el que la excepción es la norma. Lo marginal se ha vuelto en la tendencia.
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— Givenchy (@givenchy) January 17, 2023
Este orgullo se ha percibido en general en relación a toda la cultura proveniente del mercado asiático en general. Prueba de ello es el ‘boom’ del K-POP con grupos como BTS o BLACKPINK, que ahora están conquistando la industria de la moda. Sus integrantes se han convertido en embajadores de todas las marcas de lujo del mercado. También el éxito de proyectos audiovisuales como ‘El Juego del Calamar’, o ‘Parásitos’, el primer largometraje de habla no inglesa en ganar el Óscar a mejor película extranjera.
No tenemos que irnos muy lejos en el mapa para darnos cuenta del fenómeno. Rosalía es una gran fan de la cultura nipona y siempre hace referencias de esta en su vida diaria y en sus proyectos. En Halloween sorprendió con un cosplay de Asuka de Evangelion, junto a su novio Rauw vestido de Shinji. La ‘Motomami’ siempre incorpora estilismos de lo más otaku en su día a día, y canciones como “Hentai” o “Sakura” hacen un guiño a su amor por el país nipón. No es la única. Dua Lipa, lanzó hace unos meses el videoclip de ‘Levitating’, que bebe directamente de los animes de los años 90 como Sailor Moon. Hasta el rapero puertorriqueño Bad Bunny se atreve a cantar en japonés al final de su canción ‘Yonaguni’.
¿Estamos ante una fetichización de lo asiático? Probablemente. Hasta las firmas de lujo están apropiándose del ánime para convertirlo en tendencia y sacarlo de su marginalidad. Gucci x Doraemon, Balmain x Pokemon… Loewe se inspira recientemente en la película de animación japonesa de 2004, El castillo ambulante para su nueva colección. Sailor Moon inspira a Jimmy Choo para una línea de zapatos y accesorios que se ha vuelto absolutamente viral en redes. Y si hablamos de viralidad no podemos pasar por alto las nuevas Big Red Boots de MSCHF inspiradas en Astro Boy.
Después de todos los ejemplos que tenemos de esta obsesión otaku, no se puede decir más que esta tribu urbana esté en los márgenes de la sociedad. Es vuestro momento, ‘otakus’ del mundo, ahora sois los nuevos cool kids, y todos quieren ser como vosotros.
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