La organización PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) acusó a los dos conglomerados de lujo más importantes de practicar actividades de crueldad animal en un matadero situado en Indonesia.
Las conclusiones publicadas por PETA tras la investigación aseguraban que tanto LVMH como Kering llevaban a cabo actividades de crueldad animal durante la producción de sus productos. Gucci ha sido uno de los grandes perjudicados por esta denuncia, en la que se asegura que la maison mata lagartos «de manera violenta e indiscutiblemente cruel.»
Ingrid Newkirk, presidenta de PETA, envió una carta a los directivos de ambos conglomerados solicitando el fin de este tipo de prácticas. «Ningún bolso, cinturón o cartera merece semejante dolor o sufrimiento. Sobre todo teniendo en cuenta que sus diseñadores tienen acceso a las pieles más avanzadas y hermosas» asegura Newkirk.
Por su parte, Kering publicó un comunicado oficial en el que aportó su punto de vista y confirmó el compromiso de la empresa en lo relacionado con «el respeto a los más altos estándares de sostenibilidad animal y condiciones laborales en su abastecimiento de pieles preciosas. En cuanto a la información sobre el maltrato de los lagartos en una instalación de procesamiento de Indonesia que nos trajo PETA; aunque hemos tomado estas acusaciones muy en serio, no existe evidencia de que las marcas de Kering estén directa o indirectamente conectadas con esta instalación o esas prácticas.»
Si bien es cierto que LVMH no se ha visto involucrado en estas acusaciones, el grupo ha querido manifestarse ante la situación, estableciendo que «LVMH respeta todas las opiniones y sensibilidades sobre el uso de materias primas de origen animal. Apoyamos y participamos activamente en los esfuerzos del sector para lograr las mejores prácticas posibles. Nuestra intención es ofrecer a los clientes un producto elaborado de la manera más responsable y ética posible.»
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