Intrigado por el retrato voyeurista parisino de Brassaï, Galliano nos lleva de paseo por los lugares más recónditos del París de los años 20.
La Semana de la Alta Costura de París llegó a su cierre con un broche de oro excepcional gracias al esperado retorno de Maison Margiela Artisanal a las pasarelas. Desde finales de 2022, la firma francesa permaneció en silencio, pero su regreso bajo la dirección magistral de John Galliano ha demostrado ser un auténtico renacer de la Alta Costura, recordándonos la verdadera esencia y propósito de este arte. Porque así es el trabajo de Galliano, un golpe de aire fresco en un mundo donde la monotonía amenaza con prevalecer; el gibraltareño ha demostrado que la moda puede ser emocionante, provocativa y verdaderamente transformadora.
Maison Margiela, desafiante y más Galliano que nunca, nos llevó en un paseo por el vientre secreto de París, inspirado por el retrato voyeurista de Brassaï de 1920 y 1930. El desfile respiraba Belle Époque, pero una faceta más oscura y oculta de la edad dorada por excelencia de la capital francesa.
La colección, meticulosamente elaborada durante un año, cobró vida en un escenario bajo el Pont d’Alexandre III y el Café Mouche, transportándonos a un París en el que personajes nocturnos de dudosa reputación vagan por sus calles. Unos personajes oscuros y perturbadores pero, sin embargo, embaucadores. Amantes, muñecas, gánsters, fugitivos de peleas, hombres y mujeres a medio vestir tras encuentros sexuales, abrazados a sus abrigos blanqueados por la luna o a sus chaquetas de punto desaliñadas, se congregan desde la orilla del río hasta el club que teníamos ante nuestros ojos. Todos ellos se entrelazan en una danza surrealista, casi zombie.
El maquillaje -creado por Pat Mcgrath- recreaba a las muñecas de porcelana; la silueta de reloj de arena, marcada por cinturas exageradamente definidas a través de corsés decimonónicos, se erigió como leitmotiv en toda la propuesta; la desnudez de las modelos a medio vestir enseña explícitamente el vello púbico femenino. El pecho queda completamente al descubierto, solo tapado por una fina tela transparente fabricada en gasa y organza, o incluso en látex.
John Galliano, con su característico melodrama, ha colocado la guinda a una semana de la alta costura, recordando a la industria la magnitud que acostumbró en los primeros años 2000 con sus desfiles. La fusión de teatralidad, emoción y la valentía de seguir fiel a sus códigos, pone de manifiesto su habilidad para reinventar y desafiar las expectativas, manteniendo su trono de maestro visionario y agitador de la moda contemporánea. Galliano nos deja maravillados y ansiosos por ver el próximo capítulo de Maison Margiela con un desfile que, sin duda, pasará a la historia.
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