La belleza es ese conejo blanco que se escapa por el jardín, siempre fuera de alcance. Lo persigues, pero en esa carrera frenética descubres un mundo paralelo, un lugar que nunca imaginaste. La belleza no es el destino, es la velocidad. Un homenaje a esa energía es lo que propone Marni Primavera/Verano 2025 VOL.2, transformando su sala de exposiciones en un viaje sensorial donde el diseño se convierte en pura electricidad visual.
Bajo la dirección de Francesco Risso, esta colección se aleja de la idea tradicional de desfile para presentarnos una evolución sutil, pero revolucionaria. Risso nos sumerge en un universo donde lo artesanal y lo conceptual se fusionan, creando una especie de zoología fantástica: rosas que florecen entre costuras, diamantes de imitación que parpadean, fragmentos de telas que fluyen como poesía visual. Y entonces, las páginas de literatura—cosidas, no impresas—se adhieren a las prendas.
Aquí, la belleza es deconstruida hasta su forma más pura, más esencial. El algodón, el cuero y la gamuza protagonizan la narrativa, mientras que el hilo, ese elemento básico y eterno, se convierte en el símbolo del diseño en su forma más cruda. Bajo la curaduría de Carlos Nazario, cada pieza se presenta como una extensión del ser, sin capas innecesarias ni pretensiones, celebrando lo orgánico, lo libre, lo verdadero.
La música, creada por Dev Hynes, es otro punto fuerte: minimalismo puro, solo tres pianos tocados en sincronía por Hynes, Sharleen Chidiac y Adam Tendler. Inspirada en Julius Eastman, la banda sonora transforma el espacio en un performance en vivo, donde los modelos, coreografiados por Chidiac, deambulan en grupos de tres, rompiendo con cualquier estructura tradicional de pasarela. Es como si te llevaran de la mano por un bosque encantado, un cuento de hadas con un toque Marni.
La belleza es un gesto, una intención. Y este gesto se despliega dentro de la fábrica de sueños de Marni, ese lugar donde se construyen y deconstruyen colecciones con la misma delicadeza con la que se cose, rasga y vuelve a unir una prenda. Este es el romance de Marni: el anhelo perpetuo de perseguir conejos que nunca dejas de correr.
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