Mucho ha sido criticada España por su «hora de la siesta» a lo largo del tiempo, pues ahora el país referente en productividad laboral, Alemania, recomienda adoptar las buenas costumbres españolas.
En España, y el sur de Europa, la siesta es considerada una de las costumbres más arraigadas. Sin embargo, en otros países no tienen la costumbre de echarse la siesta nunca. Ahora, Johannes Niessen, presidente de la Asociación Alemana de Médicos de los Servicios de Salud Pública, ha sugerido copiar este hábito e implementar la siesta en el horario de trabajo durante los meses de verano por sus numerosos beneficios.
«Deberíamos tomar ejemplo de las prácticas laborales de los países del sur cuando hace calor. Levantarse temprano, trabajar de forma productiva por la mañana y dormir la siesta al mediodía es un concepto que deberíamos adoptar en los meses de verano«, ha declarado el presidente de la Asociación Alemana de Médicos de los Servicios de Salud Pública (BVÖGD, por sus siglas en alemán), Johannes Niessen.
El especialista ha sugerido adoptar la siesta como método para afrontar el calor porque, según ha explicado, «cuando el calor es intenso, la gente no es tan eficiente como de costumbre«. «Dormir mal por el calor provoca problemas de concentración«. La doctora Susana Soler de la Unidad del Sueño del Hospital Vithas Valencia 9 d’ Octubre, recomienda no excederse de una hora de siesta para que no afecte al descanso nocturno.
¿Qué beneficios tiene la siesta?
«El principal beneficio de las siestas breves, es que contrarrestan los efectos fisiológicos que ocurren en (el cuerpo) desde que nos despertamos», explica Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y cofundador de The Sleep School. A partir del momento en que nos depertamos, «comienza a aumentar la adenosina, una sustancia química en el cerebro que es un subproducto del metabolismo».
«Cuanto más tiempo peramaneces despierto, más adenosina se va acumulando en tu cerebro, y por ello aumenta la sensación de sueño», dice. «Cuando hacemos una siesta reducimos la adenosina, metabolizamos un poco de esta sustancia en nuestro sistema, y eso nos ayuda a incrementar nuestros niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos», comenta Meadows.
Esto ayuda a «mejorar nuestro estado de ánimo, a reaccionar (a estímulos) más rápidamente, a reducir la posibilidad de cometer errores y a enfocarnos y poner más atención en lo que tenemos que hacer». Los beneficios que destaca se refieren a los que aportan las sietas cortas (conocidas en inglés como power naps, precisamente por que la energía que brindan), cuya dura oración debe oscilar entre 10 y 20 minutos.
Pero si lo que buscamos es mejorar la memoria, la creatividad, nuestras funciones perceptivas o procesos cognitivos, se requiere una siesta más larga, dice Sara Mednick, investigadora del sueño. En las siestas más largas —de entre 60 y 90 minutos— entramos en la fase REM y ese sueño profundo es «el mismo tipo del que tenemos durante la noche y por eso conlleva los mismos beneficios».
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