Mia Khalifa e Isamaya Ffrench dan forma a la sensualidad líquida de Vyrao

Vyrao acaba de lanzar dos nuevas fragancias —Ludatrix y Ludeaux— y, como era de esperarse, no son perfumes comunes. Son aromas cargados de intención, diseñados para activar el cuerpo, el deseo y el juego. Lo interesante es cómo la marca elige contar esta historia: a través de dos figuras que no tienen miedo a incomodar o desafiar expectativas. Hablamos de Mia Khalifa e Isamaya Ffrench, dos mujeres que, desde lugares distintos, encarnan una idea muy clara de poder, sensualidad y libertad.

Mia Khalifa tiene una historia que todos creen conocer. Fue convertida en símbolo sin su consentimiento, y desde entonces ha estado recuperando la narrativa de su cuerpo, de su imagen y de su voz a través de su discurso sólido. Su presencia es incómoda para quienes siguen esperando que las mujeres se disculpen por ser deseadas o desear. Al ponerla en el centro de campaña, Vyrao no solo habla de erotismo, habla de reapropiación. De lo que pasa cuando una mujer toma control de cómo quiere ser vista y sentida.

Isamaya Ffrench, en otro registro, también lleva tiempo desafiando las normas de belleza. Su trabajo como maquilladora y artista visual ha abierto caminos para una estética que no busca aprobación. Hay algo en su estilo —entre lo punk, lo ritual y lo hipersexual— que encaja perfectamente con esta idea de fragancias como herramientas de transformación. Isamaya no embellece; construye personajes, climas, atmósferas. Y eso es exactamente lo que hacen Ludatrix y Ludeaux: crean espacios emocionales a través del olor.

Ambos perfumes giran en torno al látex que se siente como una especie de hilo conductor en esta narrativa de tensión, cuerpo y fetiche. Ludeaux es más suave en apariencia: melocotón lechoso, magnolia, ambrox… pero no se confundan, no es dulce, es húmedo, íntimo, casi pegajoso. Es ese tipo de aroma que se queda en la piel después del contacto. Ludatrix, en cambio, tiene una presencia más dura y directa: lápiz labial, pimienta de Sichuan, sándalo… es más de tomar el control que de jugar.

Los perfumes están desarrollados junto al equipo de Science of Wellness de IFF, y contienen ingredientes que, según dicen, alteran el estado de ánimo. No es exactamente aromaterapia, pero sí una idea de perfumería que busca ir más allá del olor. No solo cómo hueles, sino cómo te sentís cuando lo usás. Es interesante pensar que algo tan cotidiano como un perfume pueda ser una herramienta para reconectar con el cuerpo, con la energía sexual, con la libertad de ser más o menos explícito según el momento.

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Y eso es justamente lo que hace que esta campaña funcione. No es solo una estética bien cuidada o dos caras conocidas. Es una conversación más profunda sobre el deseo, el poder y la autenticidad. Mia Khalifa e Isamaya Ffrench no están actuando un papel: están siendo ellas mismas, en toda su complejidad. No se trata de ser sexys para otros, sino de habitar la propia sensualidad sin filtro. De mostrar que el placer también puede ser político y que el juego es una forma de resistencia.

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