La noche del viernes en la Fashion Week de Londres era de Mowalola Ogunlesi. Al margen del programa oficial y a una hora de la ciudad, la diseñadora nos citaba en The Beams para lo que parecía sobre el papel un posible accidente de tráfico. De eso se trataba. La icónica película «Crash» de David Cronenberg llevó anoche a la diseñadora a imaginar un universo desde un prisma peligroso. En el universo de Mowalola, la fetichización del dolor a través del choque es un peligro necesario para mantenerse vivo.
Las prendas, tratadas con intencionada impureza, transmitieron una belleza poco convencional; una belleza podríamos decir incluso “sucia” pero que de alguna manera nos atrae. Las modelos, empezando por Irina Shayk, que fue la encargada de abrir el desfile, lucieron maquillajes que emulaban moratones y cicatrices extremas, infundiendo una emoción inmediata a la visión artística de la colección. Isamaya Ffrench ha sido la artífice de estas obras de arte faciales.
Los gráficos obscenos que incluían las prendas marcaron de nuevo la tónica inherente a la diseñadora: la provocación. Al igual que los pelos y las caras, las prendas también estaban manchadas de roces de neumático y sangre. La mayoría de piezas revelaban el vientre en una oportunidad mas para la provocación. Porque de eso se trataba, de girar el mayor número de cuellos posible. Para ello también entraron en juego looks gemelos que incluían botines Umbro, y otros contrastes extremos como una falda EU que se encuentra con la gorra Union Jack. La bandera de Japón, la de China, un letrero que dice “4 muslim people”. Todo un amalgama de estímulos para invitarnos a la reflexión aunque solo sea por unos segundos.
Las faldas de la temporada pasada que hacían referencia al meme de los negros con los pantalones por las rodillas, esta vez aparecen en nuevos colores y materiales, justo en la linea artística de la colección. Los looks conjuntados se presentaron en forma de chaquetas de chándal gemelas y camisetas gráficas unidas por los lados, lucidas y pavoneadas por dos modelos a la vez.
Y otro de los pilares fundamentales de la noche fue la maestría con los logos. Algo que no nos viene de sorpresa si sabemos que estamos ante una propuesta de Mowalola. Habiendo convertido la M en un símbolo de súper heroína y tras una temporada pasada donde transformaba algunos de los logotipos más icónicos de America como el de los NY Yankees o McDonalds a su imagen y semejanza, ahora deja su impronta en el logo de Umbro. Aquí, la “M” descansa dentro del reconocible diamante, cómo se vio en los shorts o en las sudaderas de la colección. También hace una versión nueva del logo de Londsdale con su clásico “Mowalola”. Ella se puede permitir esa licencia y una temporada más lo tenemos delante de nuestros ojos.
Sentados en primera fila estaban Ye y su esposa Bianca Censori, junto a la propia Mowalola. La pareja es un gran apoyo para lo que hace. Ogunlesi mantiene una larga relación con el exmarido de Kim, desde que se unió a sus filas en 2017 durante la incubación de Yeezy Gap. Durante ese tiempo, también trabajó con Censori, que también pertenecía al mismo equipo. De hecho, ambos aparecen en los agradecimientos de la nota del desfile. En palabras de Mowalola, «este desfile ha sido posible gracias al apoyo de Ye y B».
La combinación de provocación deliberada y belleza poco convencional de Mowalola culminó esta temporada en una experiencia que celebra el placer de, siendo totalmente claros, darse de ostias. Una propuesta más que lleva a Ogunlesi a consolidarse como una de las figuras destacadas de la moda contemporánea. Un bonito accidente lo llamaría yo. Lo hemos tenido delante de nuestros ojos.
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