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Natasha Zinko abre una clínica de cirugía estética para SS25

Esta temporada la energía apocalíptica de Zinko se traslada a una sala de operaciones donde reinan los implantes mamarios y los BBLs.

Natasha Zinko abre una clínica de cirugía estética para SS25

Zinko, quien en colecciones anteriores como ‘THE CAMP’ y ‘SPACE RACE’ nos ha invitado a reflexionar sobre el caos humano en contextos de guerras, desastres y escapismo futurista, ahora mira hacia adentro, enfocándose en la obsesión moderna por la autoalteración. La diseñadora ucraniana se pregunta esta temporada si, en esta era de secretismo, trastornos dismórficos y constantes modificaciones estéticas, un poco de autenticidad —al estilo de implantes visibles y expuestos— es lo que realmente necesitamos. ¿Es necesario ocultar nuestras modificaciones o deberíamos exhibirlas con orgullo?

Esta temporada, la diseñadora Natasha Zinko lleva su sátira habitual de la sociedad actual a una sala de operaciones. En The Plastic ClinicTM, el bisturí es protagonista y los implantes mamarios y los BBLs (Brazilian Butt Lifts) reinan como símbolos de una era obsesionada con la transformación corporal. Con su colección SS25, Zinko explora la fascinación contemporánea con la cirugía plástica y los estándares de belleza poniendo sobre la mesa el debate de la cultura del perfeccionismo estético.

El mensaje es claro desde el principio: “Insertar tetas aquí”, “¿Quién es tu cirujano?”, se lee en camisetas gráficas que imitan las líneas punteadas de un cirujano. Los moldes de silicona son insertados visiblemente en tops de media copa, mientras que en los jeans y pantalones de cuero los bolsillos traseros son reemplazados por simulaciones de glúteos post-BBL. Esta reimaginación del cuerpo modificado se transforma en una afirmación de que los procedimientos cosméticos, lejos de ser secretos, se han convertido en una nueva forma de orgullo.

Zinko se apropia de esta actitud y la traduce en moda: vestidos de malla rígida con paneles encorsetados y pantalones cargo de algodón bañados en silicona, lo suficientemente translúcidos como para insinuar lo “inadecuado”. Estos materiales y formas refuerzan la idea de que la cirugía plástica ya no es algo que se esconde, sino algo para mostrar, convirtiendo las modificaciones estéticas en el epicentro del estilo contemporáneo.

El quirófano de Natasha Zinko a veces parece un manicomio médico, donde los médicos aparecen en batas de laboratorio con cuello alto y espaldas abiertas, mientras los pacientes llevan sudaderas con capucha de doble capa y pantalones de chándal retorcidos en ángulos absurdos, sugiriendo procedimientos quirúrgicos fallidos o cuerpos distorsionados por la manipulación extrema.

La colección también hace uso de dos de las obsesiones continuas de la diseñadora: el denim y la ropa interior. En su versión más abstracta, los calzoncillos boxer masculinos se transforman en bolsos y detalles en vestidos, mientras que a veces incluso se utilizan como mascarillas improvisadas. Si la intención de Zinko era criticar estas vanidades extremas, lo logró con un desfile que combina el sarcasmo con un retrato realista de la obsesión actual por la perfección estética.

Ella, que ha mirado hacia el pasado, el futuro y hacia nuestro entorno contemporáneo, ahora mira hacia adentro del ser humano, para sugerir que, tal vez, vivimos la mayor era de los cuerpos artificiales. Al menos hasta ahora.

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