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Neurocosmética: ¿Pueden los productos de belleza recrear la sensación de estar enamorado?

Gracias a un nuevo producto de belleza llamado GlowCytocin ya puedes biohackear tu cuerpo para imitar la sensación de estar enamorado.

Neurocosmética: ¿Pueden los productos de belleza recrear la sensación de estar enamorado?

Hay pocas cosas tan adictivas como ese subidón químico de estar enamorado. Piel vibrante, emociones al rojo vivo y una sensación general de que todo es posible. Ahora imagina poder embotellar eso. O mejor dicho, aplicártelo en la cara como parte de tu skincare routine. Welcome to 2025, donde GlowCytocin —una crema neuroactiva que promete imitar el amor— se convierte en el último objeto de dese.

La idea suena sacada de Her mezclado con un anuncio de Glossier: biohackear la piel para activar receptores que simulan los efectos de la oxitocina, la molécula del amor. La fórmula es de Lucas Meyer Cosmetics, una marca suizo-canadiense que ha decidido que el futuro del skincare está en la psicodermatología: una disciplina que estudia el vínculo entre emociones y piel. ¿El resultado? Rostros con glow de «recién enamorado».

Lo que propone GlowCytocin no es menor. Nos invita a creer que el amor —ese fenómeno psicológico, biológico y culturalmente codificado— puede ser estimulado artificialmente desde la epidermis. Ya no se trata de verse bien para gustar, sino de sentirse amado para irradiar belleza. Un giro sutil pero profundo: la belleza ya no es el medio para alcanzar el amor. El amor se convierte en medio para alcanzar la belleza.

Entre la neuroquímica y el capitalismo afectivo

GlowCytocin es un producto innovador por lo que representa: una manifestación tangible del proceso por el cual la biotecnología se entrelaza con el mercado emocional. En otras palabras, la intimidad, ese espacio históricamente reservado a lo humano, está siendo reformulada como territorio de consumo. Se trata de un paso más en la privatización de los vínculos afectivos que la autora Shon Faye analiza en su obra Love in Exile.

Según Faye, bajo la lógica neoliberal, el amor ha dejado de ser una experiencia colectiva o comunitaria, y ha sido reducido a una relación contractual, monogámica e individualizada. Ante el fracaso del modelo relacional impuesto, el sistema responde con lo único que sabe hacer: ofrecer soluciones privadas a problemas sociales.

Y GlowCytocin, en ese sentido, es la respuesta perfecta. Un parche químico que no cuestiona las raíces de la soledad contemporánea, sino que las maquilla. Un sustituto afectivo de aplicación tópica que nos promete alivio emocional sin necesidad de vínculos reales, sin riesgo, sin exposición. Un antídoto, cuidadosamente formulado, para la incomodidad de necesitar a otro.

El cuerpo como interfaz emocional

En este contexto, la psicodermatología emerge como un nuevo campo que redefine la piel no solo como una superficie estética, sino como una interfaz emocional. Así como las emociones dejan marcas en el cuerpo —rubores, arrugas, acné inducido por el estrés—, ahora se plantea que ciertos ingredientes tópicos podrían generar reacciones emocionales desde la piel hacia el cerebro. Este es el corazón del fenómeno GlowCytocin: no es una crema que actúa sobre la piel, sino desdela piel hacia los estados internos.

¿Estamos ante una revolución del bienestar o frente a una sofisticada anestesia emocional? ¿Es GlowCytocin una herramienta de empoderamiento sensorial o un analgésico disfrazado de ritual de belleza?

La nueva fragancia de Prada está basada en la infusión de Rhubarbe.

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