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‘No estoy loca, soy artista’: La revolución sensible de Paloma Correa

Un libro íntimo sobre lo que significa vivir desde el arte en un mundo que a menudo lo desprecia, pero que no puede existir sin él.

‘No estoy loca, soy artista’: La revolución sensible de Paloma Correa

Desde la primera página, No estoy loca, soy artista se despliega como un manifiesto íntimo, una declaración visceral sobre la experiencia de vivir desde el arte y para el arte. Paloma Correa, artista multidisciplinaria nacida en Uruguay y afincada en España, abre su universo creativo con una honestidad que desarma. Su obra, que atraviesa la pintura, la escultura, la música, la moda, el audiovisual y la joyería, se convierte aquí en un espejo que refleja el pulso interior de quienes crean sin permiso, de quienes se enfrentan a la duda, al cansancio, al ego y a la incomprensión de un mundo que muchas veces no sabe cómo mirar a los artistas sin etiquetarlos de locos.

Correa propone una reflexión profunda sobre lo que significa habitar el arte en un tiempo en el que la productividad se impone sobre la sensibilidad y la velocidad sobre la contemplación. Con un tono confesional, a veces poético y otras brutalmente realista, la autora desmonta el mito del genio inspirado para mostrar la otra cara del proceso creativo: el vértigo, la resistencia, la obsesión y la necesidad de seguir creando incluso cuando el deseo parece agotado. El arte, en su visión, no es un escape ni un capricho, sino una forma de sobrevivir a uno mismo, una disciplina que exige entrega total, vulnerabilidad y un tipo de amor que a veces duele.

En este libro, que es menos una guía y más un diario expandido, Paloma invita al lector a transitar por las zonas grises del acto creativo: los bloqueos que paralizan, la trampa del ego que distorsiona, el síndrome del impostor que acecha, la ansiedad que habita la búsqueda constante de validación y la soledad inevitable del camino artístico. A la vez, plantea el arte como refugio, como terapia, como un espacio de libertad radical donde el dolor se transforma en belleza. Todo se entrelaza con una narrativa íntima que no busca enseñar, sino compartir, como si cada palabra fuera una conversación con el lector frente a un lienzo en blanco.

Cada capítulo se convierte en un ejercicio de introspección. Las preguntas que lanza —¿Hoy te dejaste ser? ¿Qué significa para vos ser artista? ¿Qué le dirías a tu yo en cinco años?— funcionan como portales, abren el libro al diálogo y lo transforman en una experiencia interactiva, en un ritual personal donde el lector también crea, también siente, también se atreve a habitar su propio caos. “Todos llevamos un artista dentro, solo hay que despertarlo”, escribe Correa, y en esa frase se condensa la esencia de su manifiesto: el arte no pertenece a unos pocos elegidos, sino a todos los que se permiten sentir.

El recorrido de Paloma Correa es el de una creadora que nació entre manos artesanas, en una familia humilde de Uruguay, y que, a fuerza de intuición y persistencia, construyó una trayectoria internacional sin perder la raíz. Ha colaborado con marcas y figuras globales como Marc Jacobs, Adobe, Tokischa, GTA (Rockstar Games), Puma, Mietis y Olivia Mareque, y su trabajo ha sido celebrado por medios como Vogue, Billboard, Vice, Maple Magazine, Decentraland, MAD about DEPOP o Non Magazine. Sin embargo, detrás de cada logro, el libro revela la fragilidad que sostiene el éxito, la duda constante, el aprendizaje silencioso, la necesidad de mantener vivo el fuego creativo cuando la exposición amenaza con apagarlo.

Su proyecto personal, El Baile de les Biches, nació como refugio en un momento de ruptura, y hoy es un universo expandido que mezcla pintura, escultura, animación 3D y audiovisual. Es un espacio en movimiento, un cuerpo vivo donde la artista explora el deseo, la memoria y la identidad, siempre desde la intuición y la libertad, con la ambición de llevar su lenguaje visual a la gran pantalla. Con más de doce años de experiencia y una carrera que la ha llevado a trabajar en más de veinticinco países, Correa representa una nueva generación de artistas que rehúyen las etiquetas y eligen habitar el arte como una forma de existencia total.

“El arte es emoción en movimiento; es transformar lo invisible en imagen, tocar lo simbólico con las manos.” En esa frase, Paloma condensa su filosofía: el arte no se explica, se siente, se atraviesa, se habita. Su obra y su vida se tejen en una tensión constante entre opuestos: lo suave y lo potente, lo íntimo y lo colectivo, lo visual y lo visceral. Todo lo que crea está impregnado de esa energía que oscila entre el caos y la calma, entre el dolor y la celebración de estar viva. No estoy loca, soy artista no solo es un libro, es una invitación a desarmar los prejuicios, a entender que la sensibilidad no es debilidad, que la locura creativa es, en realidad, una forma de lucidez.

No estoy loca, soy artista ya está disponible en preventa en Amazon y próximamente en librerías seleccionadas de España.

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