El Real Teatro de Retiro se convirtió durante una jornada en algo más que un punto de encuentro: fue el epicentro de una nueva generación de jóvenes que no solo protagonizan el futuro, sino que lo están codificando en tiempo real. Entre charlas, showcases y conversaciones cruzadas, hubo una presencia que no pasó desapercibida: Omoda, la marca de automoción que no solo entiende el futuro, sino que lo diseña con precisión estética y una sensibilidad radicalmente contemporánea.

Omoda plantea una forma distinta de entender el automóvil: no como un fin, sino como una plataforma. Una síntesis de diseño vanguardista, ingeniería intuitiva y sostenibilidad activa. Cada una de sus líneas, cada curva, cada decisión estética y funcional responde a un nuevo paradigma: el de quienes no se conforman con llegar, sino que se preguntan cómo quieren hacerlo. En este evento que celebraba a los nuevos jóvenes exitosos, Omoda apareció como una marca que amplifica el mensaje.
Ese equilibrio entre futuro y presente, entre emoción y precisión, se reflejó también en el tipo de perfiles que compartieron escenario en el evento: desde BB Trickz quien abrió la jornada. “Lo que no subes no existe”. No era una provocación vacía, sino un reflejo de cómo la cultura digital ha desplazado los centros de poder. Lo auténtico no solo se comparte, se construye desde lo que se comparte. Y esa transparencia incómoda, a veces cruda, marcó el tono general del evento.

WALLS siguió con un formato que fue medio showcase, medio entrevista. “Las cifras no valen si no hay respeto detrás”. Leo Rizzi, desde otro lugar pero con una sensibilidad similar, defendió la conexión directa, sin virales de un solo día. “Prefiero una comunidad leal que millones que olvidan en una semana”. Ceciarmy apareció con su máscara para sentenciar: “La atención no debe estar en mí, sino en el mensaje”. En lugar de huir de la cultura digital, propone hackearla desde dentro.
Valeria Castro, junto a Noor Ben Yessef, aportó otra capa: “El éxito no puede nublar la creación”. Luego, Jimena Amarillo y Carlota Pérez de Castro desactivaron la épica del genio para hablar desde la vulnerabilidad como potencia. Honestidad sin escudos, sensibilidad sin anestesia. Después, Jimena volvió a ocupar el espacio, esta vez con voz y guitarra, y transformó el auditorio en un lugar íntimo.
Y cuando parecía que todo ya había dicho lo que debía decirse, llegó Trueno. Sin previo aviso, sin montaje excesivo, simplemente con presencia. Lo suyo fue una descarga directa, sin sobreactuaciones. Un momento donde el carisma no necesitó artificios. La noche se cerró con secret shows de Aleesha, Ergo Pro & III Pekeño, Lorna y Lúa de Santana. Conexión real, energía sin algoritmo.
La presencia de Omoda en Forbes 30 Under 30 fue una cuestión de afinidad profunda con una generación que está redefiniendo las reglas del éxito. Jóvenes líderes, creadores y emprendedores que ya no se conforman con destacar, sino que buscan hacerlo con propósito, identidad y visión. En ese contexto, Omoda no aparece como una marca que quiere imponerse, sino como una que entiende el momento: su diseño no proyecta ciencia ficción, sino un futuro real y deseable; su tecnología no satura, acompaña; su funcionalidad no es solo eficiencia, sino forma de expresión.
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