En su ADN conviven la energía incesante de barrios como Shibuya, Shinjuku y Harajuku, con la calma aparentemente rural de sus alrededores, tan cercanos y tan distantes a la vez. La metrópoli de Tokio vibra a un ritmo frenético, pero aún en su caos se encuentra un rincón para la reflexión, el equilibrio espiritual que define la esencia de Japón. Con esta colección, se explora esa dualidad, un crisol donde se funden influencias culturales y estéticas, fusionadas bajo el prisma de la individualidad que recorre sus calles.
La propuesta estilística se mueve entre territorios diversos, como un collage de estilos que va desde el británico contemporáneo hasta toques de inspiración occidental, pasando por detalles románticos y acentos punk. Los looks se caracterizan por siluetas elegantes que borran las fronteras entre géneros. Chaquetas a medida de cachemir doble y micro pata de gallo, chalecos, cárdigans oversize y microconjuntos de lana de punto trenzado son ejemplos de la estética unisex que define la colección, invitando a que el estilo personal sea el verdadero protagonista. Desde prendas tan sofisticadas como trajes de corte impecable, hasta el giro de lo casual con chaquetas de polar inspiradas en el gorpcore, todo está diseñado para una generación que busca redefinir las reglas del vestir.
La colección se sumerge en la mezcla de lo romántico y lo energético, fusionando faldas plisadas y blusas de seda con delicadas aplicaciones de encaje, creando un aire de feminidad fuerte. Este contraste se intensifica con los jerséis de Shetland bordados a mano, las chaquetas de algodón encerado con cuellos de terciopelo y las botas de tacón tejano, cuya suavidad y correas ceñidas hacen que todo se sienta tan urbano como sofisticado. La masculinidad también tiene un espacio privilegiado, con chaquetas cortas de lana japonesa, bordadas con micro baguettes en motivos de inspiración vaquera, una vuelta al pasado pero con la visión de futuro que la marca siempre maneja.
Lo eco-friendly se siente en cada prenda, como en el debut del cuero ecológico en los abrigos de Onitsuka Tiger, que se materializa en cazadoras bomber y chaquetones cruzados con acabados brillantes y modernos. La zapatería completa esta narrativa con una variedad que va desde bailarinas con tachuelas hasta las emblemáticas zapatillas de levantamiento de pesas de archivo, ahora con tacones de cuero y remaches metálicos, sin olvidar el toque de los 80 con el modelo México 66, reimaginado con tachuelas de cristal.
Para coronar este viaje estilístico, se presentan dos bolsos icónicos: el bolso bowling de Onitsuka, reinventado con adornos de cristal, y un minipochette con correas de gran tamaño, destinado a convertirse en el objeto de deseo de cualquier fashionista. Una colección que define la fusión entre el pasado, el presente y el futuro, y que, sin duda, dejará huella.
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