Desafía la tradición y propone una pregunta radical: ¿y si hubiera otra manera?
Paradigme es una invitación a replantear cómo se entiende la masculinidad contemporánea. El nombre, un anagrama aumentado de ‘Prada’, prolonga el legado iniciado con Paradoxe: un gesto de resistencia frente a la inmovilidad, una reivindicación del movimiento, la experimentación y la individualidad. La fuerza se revela como delicadeza y el éxito es la libertad de crear tu propio paradigma. En palabras de la Casa, es «una nueva forma de pensar, de hacer, de ser».
Lejos de fórmulas prefabricadas, Prada Paradigme nace de una colaboración coral entre tres nombres esenciales de la perfumería: Marie Salamagne, Bruno Jovanovic y Nicolas Bonneville. El trío aborda la creación desde una perspectiva poco común, pues en lugar de levantar la fragancia como una pirámide olfativa clásica -salida, corazón y fondo-, deciden darle la vuelta. Prada lo llama una ‘pirámide invertida’, un gesto radical que reimagina la arquitectura de la perfumería.
«Invertirlas convenciones de composición para crear una ‘pirámide invertida’ permitió que la fragancia se desarrollara de forma única, con las notas de fondo emergiendo primero y revelando gradualmente las notas de corazón y de cabeza. Esta inversión crea una experiencia realmente cautivadora e inesperada» explica Nicolas.
A medida que se despliega la pirámide invertida. en la base amanerada ambarina, el bálsamo de Perú, la resina de Benjuí y la madera de guayaco aportan una textura ahumada y resinosa que es a la vez vigorosa, luminosa y adictiva. Esta sensualidad innata y embriagadora contrasta con el corazón de la fragancia, que crea un diálogo sorprendente con un dúo de extractos de geranio, una aromática verde de frescor energizante y un código icónico de las fragancias masculinas, ahora reinventada con facetas florales y rosadas. Por último, este corazón palpitante, vivo de vibrante energía vegetal, se encuentra con un corazón de bergamota de Calabria y almizcles aéreos.
Tan importante es la fragancia como el frasco que la contiene. Por ello, Paradigme se materializa en un diseño arquitectónico de líneas biseladas y triángulos inclinados que evocan la esencia de Prada. El vidrio, teñido en un verde degradado, se abre a profundidades ocultas, mientras que el tapón negro azabache establece un vínculo con la familia Paradoxe.
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