Madrid se vistió anoche de haute cuisine para rendir homenaje a una de las figuras más icónicas de la gastronomía contemporánea. En una noche donde el sabor y la emoción compartieron mantel, Tapas Magazine celebró en el Ritz Mandarin Oriental la séptima edición de su ya imprescindible Chef of the Year, entregando el galardón a Pedro Subijana, leyenda viva de los fogones y alma máter del restaurante Akelarre.
Sí, hablamos de Subijana: el vasco que convirtió la cocina en ideología, el arte en experiencia multisensorial y el bigote en declaración de principios. Esta edición del premio —que se ha consolidado como uno de los más influyentes dentro del circuito gastronómico nacional— coincidía además con el décimo aniversario de la revista, lo que solo aumentó la temperatura de una velada cargada de brindis, memoria y futuro.
Una gala con sabor a historia (y a champán)
Apadrinada por Bollinger, Ysios, 5 Jotas, Lindt, Damm, Makro, BeSweet y Le Cordon Bleu, la gala comenzó con una Raquel Sánchez Silva visiblemente emocionada, que no tardó en ceder el micro a Andrés Rodríguez, editor y director de Tapas. En su discurso, Rodríguez no solo repasó la historia del premio —con nombres como José Andrés, Martín Berasategui o Dominique Crenn—, sino que anunció un próximo festival gastronómico marca Tapas: callejero, gamberro, provocador.
El evento fue subiendo intensidad hasta alcanzar ese punto exacto entre lo elegante y lo canalla que solo la buena cocina —y un buen storytelling— pueden lograr. La emoción escaló cuando se proyectó un vídeo rodado en Akelarre, con Subijana recordando sus inicios, sus valores (innovar sin perder raíz, respeto al producto, amor al oficio) y su obsesión: crear un proyecto de 200 años.
La suculencia como virtud
El encargado de presentar al homenajeado fue Iñaki Gabilondo, quien redefinió el término “maestro” con una oda personalísima al chef vasco. “Suculentísimo, señor”, lo llamó, citando a la mujer de Subijana, Lola, quien cree que los grandes cocineros merecen títulos nobiliarios propios. Gabilondo habló del hedonismo como materia prima, de la alegría como ingrediente oculto y del chef como un transmisor de placer.
Una ovación, un bigote postizo y una confesión
Y entonces, lo inesperado (pero maravillosamente calculado): los asistentes sacaron bigotes postizos para rendir tributo al icónico look del chef.
Subijana subió al escenario y, fiel a su estilo, no escatimó en ironía: «Esto es lo que me temía yo, tener que subir aquí. No era consciente para nada. Acepté que Andrés me metiese en esta historia. (…) Me dio el caramelo envenenado. Me pilló de vacaciones, relajado. No era consciente de la movida que era esto. (…) Estoy acomplejadísimo. Aunque no lo parezca, soy tímido».
Reveló que, aunque no nació empresario, supo rodearse de talento para construir un equipo que hoy suma más de 100 personas, pero dejó claro que no quiere un imperio de restaurantes: quiere su casa, su Akelarre, su ritual diario de hospitalidad consciente.
Una oda colectiva
El homenaje se cerró con un vídeo sorpresa en el que chefs de la talla de Dabiz Muñoz, José Andrés, Andoni Luis Aduriz y Martín Berasategui enviaron sus mensajes de admiración a un compañero que ha trascendido los límites de la cocina para convertirse en figura cultural.
Con las copas alzadas y la emoción aún flotando en el aire, Tapas Magazine cerró su gran noche con una declaración de intenciones: seguir celebrando la gastronomía con actitud y autenticidad.
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