Un año más tarde de su debut -y el regreso de la marca del cocodrilo a la pasarela- la directora creativa honra el espíritu de su fundador y lo redefine a su manera.
Surge una nueva narrativa visual que entremezcla la sofisticación deportiva con un enfoque contemporáneo para dar lugar a la propuesta FW25 ideada por Kolotouros. Y nosotros hemos estado ahí para vivirlo -al igual que lo han hecho Adrien Brody, Venus Williams, Adèle Exarchopoulos, Amber Valletta o Úrsula Corberó y otros invitados de lujo-.
De esta forma, la pista de arcilla conocida como Philippe Chartier volvió a transformarse en el escenario ideal para Lacoste, donde su estilo de vida refinado cobró vida a través de una colección que evoca los años treinta, cuando René Lacoste no solo brillaba en las canchas sino también fuera de ellas, en cenas y tertulias con figuras clave del sector artístico. El universo de círculos influyentes y cultura se tradujo, en esta ocasión, en siluetas límpicas, elaborados detalles y un nivel de sofisticación sin precedentes.
Surgen de esta forma piezas que oscilan entre el dinamismo de la modernidad y la elegancia de lo clásico, entremezclando con excelencia la sastrería y los conceptos más técnicos. Esto se traduce en tops sin mangas, faldas plisadas, blazers de fieltro, vestidos en pelo, abrigos acolchados oversize y jerséis en punto brillante, por ejemplo.
Los códigos tradicionales resurgen mediante detalles inspirados, cómo no, en el tenis, donde los bordados intrincados de los talleres Safrane se combinan con materiales de alto rendimiento. Tejidos como la cachemira suave y el nailon reflectante coinciden en abrigos de lana y sets deportivos de dos pieza. El polo, por su parte, se extiende hasta convertirse en un vestido y se estructura a través del layering.
Todo ello sobre una paleta de colores donde predomina el verde bosque y se combina con el camellero, el blanco y el crema.
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