El invierno suele pedir tonos apagados, funcionalidad, ropa de abrigo que se centra más en la función que en la forma. Pucci, sin embargo, decide ignorar esa norma con sus clásicos estampados: Marmo, Labirinto y Orchidee. La casa italiana toma el puffer —el abrigo más pragmático del armario— y lo convierte en una pieza saturada de color y curvas. Nada de neutralidad ni minimalismo técnico. Pucci quiere que lo miren.
Sus nuevos puffer jackets para la colección Passepartout FW25 funcionan como un manifiesto visual en plena era del quiet luxury. Si el resto del mercado baja la intensidad, Pucci la amplifica. La campaña imagina a Lennon Sorrenti frente a su propio reflejo, duplicada en un juego óptico donde la silueta se convierte en extensión del estampado. La escena, casi cinematográfica, sitúa al print de Pucci como protagonista absoluto. Marmo, Labirinto y Orchidee envuelven el cuerpo en un all-over.
La dirección creativa de Camille Miceli ha recuperado la identidad de la casa sin convertirla en una reliquia obsoleta. Su lectura del archivo es interesante, merece la pena quedarse a observar. En lugar de imitar el Pucci histórico, lo traduce en un lenguaje contemporáneo donde el print domina la escena. Esta campaña es un ejemplo claro: prendas que protegen del frío y, al mismo tiempo, funcionan como piezas de deseo. Frente a un panorama saturado de neutros, estos puffers buscan destacar. Son una invitación a mirar y un antídoto contra la uniformidad.
En un momento en el que el mercado celebra lo discreto y lo monocromático, la marca opta por lo contrario: saturación y una actitud rompedora. Los nuevos puffers iluminan la oscuridad del invierno. Y ahí, precisamente, es donde Pucci encuentra su ventaja. Donde otros se disuelven en el frío, Pucci decide brillar.
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