En una campaña que supone una oda al funk carioca, a su gente y al ritual eterno del baile como forma de identidad, resistencia y renacimiento.
Desde que amanece, Río vuelve a nacer. Y lo hace con la cadencia de un beat que no se detiene, con cuerpos que vibran todavía en el eco de la última fiesta, y con una energía densa que flota entre las grietas de la madrugada y las primeras luces del día. Ese limbo sensorial se convierte en el escenario perfecto para rabanne, inspirando así su última campaña. Una historia que no fue imaginada, sino vivida.
Pero la colección High Summer no se limita a mirar hacia Brasil, se sumerge de lleno en su cultura. Bajo la dirección creativa de Emmanuel Cossu y a través de la lente de Melissa de Oliveira, encapsula para siempre su espíritu como si de una película neorrealismo se tratase. En las imágenes hay color, hay cuerpo, hay comunidad.
Más de setenta personas protagonizan este retrato coral de la cultura funk: desde bailarines de passinho como Hiltinho Fantástico y el colectivo Oz Crias, hasta DJs como Aisha o Guiguinho.
La conexión entre rabanne y la música no es nada nuevo. Se remonta a los años 80, cuando Paco fundó Paco Rabanne Design, un sello de funk y soul con el que rompió todos los esquemas de la industria parisina. Fue pionero en sonido y también en representación, apostando por modelos negros cuando todavía era un tabú en las pasarelas francesas. Además, inauguró el icónico club Black Sugar en Saint-Germain, espacio de culto para los sonidos afrocaribeños.
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