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Raf Simons dice que el problema de la moda es que «todo se juzga inmediatamente»

Antes de la instalación de Warhol en las oficinas de CK, el director creativo de Calvin Klein, Raf Simons, se sentó con The New York Times para tener una entrevista en profundidad.

A finales de esta semana, una muestra con 48 de las 102 pinturas de sombras de Andy Warhol se abrirá al público en la planta baja de la sede de Calvin Klein en la calle 39 de Nueva York. Antes de la instalación, el director creativo de Calvin Klein, Raf Simons, se sentó con The New York Times para tener una entrevista en profundidad.

Raf Simons | The New York Times / Clement Pascal
The New York Times / Clement Pascal

Durante la conversación, Simons habló sobre su aprecio por el arte, de como ha usado el trabajo de Warhol en Calvin Klein, así como de su profesión y de aquellos que tienen una opinión de él.

A continuación dejamos los titulares que el Belga ha proporcionado, aunque si prefieres puedes leer la entrevista en su totalidad a través de The New York Times.

Sobre la fusión de Andy Warhol y Calvin Klein:

«Me gustó la idea de conectar una gran marca americana con un gran artista americano, cuyo trabajo hablaba de cosas muy relevantes para Calvin Klein. Sabía que Calvin tenía vínculos con artistas, pero los nombres que siempre salían a relucir eran Donald Judd o Dan Flavin. Andy Warhol estaba en medio del ambiente contemporáneo. En su enfoque, su visión, su obsesión por las superestrellas y la gente famosa, su sentido del producto comercial, era muy democrático. Calvin es muy democrático».

En querer ser dueño de obras Warhol:

«…el trabajo del caos – cualquier accidente de coche o desastre o silla eléctrica. Creo que son tan…. es difícil de explicar. Cuando dices que adoras esa obra, parece que eres alguien que adora la violencia y el horror. Con Warhol, me atrae más el trabajo que no trata con gente famosa, porque en mi mundo ya trato mucho con gente famosa».

«Generalmente a la gente no le gusta vivir con temas complicados. Pero yo tengo que sentir que la obra de arte representa algo que es importante para mí. No me gusta la idea de que tenga que encajar en mi entorno. Creo que por eso empecé a mirar el arte, a leerlo y a aceptarlo, porque me aleja de mi propio trabajo».

Sobre su conexión y pasión por el arte:

«De las tres o cinco cosas que son importantes para mí, fuera de la familia y el amor, el arte es el número uno. Es mucho más importante que la moda. A veces pienso que sería muy atractivo poder sacar ideas sin tener que pensar en ellas en relación con un sistema, una estructura o un comercio».

«Pienso en ello a menudo. Sigo pensando en cosas que me gustaría hacer que no son moda. Hacer películas, hacer arte – la práctica de hacer algo. En la moda, la práctica real de ser diseñador ha cambiado mucho».

Al ser etiquetado como diseñador de moda:

«Siempre está en mi mente. ¿Esto es lo que haces? En cierto modo, no creo que sea un diseñador de moda. Solía estar muy molesto cuando la gente me llamaba así. Ahora ya no me importa tanto».

Sobre el uso de las obras de arte de Warhol para Calvin Klein:

«Estuve pensando en quién podría ser un símbolo para el concepto que estoy tratando de moldear en Calvin Klein. Así que pensé que podría usar la obra de Warhol y reintroducirla en el público como héroes míos. Si son obras famosas o no, no me importa tanto, y por qué razón tampoco me importa».

«Dennis Hopper era una representación increíble del vaquero americano. Sandra es alguien que admiro como persona, y me gusta la conexión con Ingrid, Andy e Interview. Stephen Sprouse fue uno de los pocos diseñadores norteamericanos que tuvo un tipo de enfoque que vincula más a Europa y a las personas que me inspiraron, porque estaban fascinados por los diálogos juveniles y generacionales, como Gaultier o Helmut Lang».

Sobre el uso del arte en la moda:

«Si hay un vínculo entre la moda y el arte, la suposición es que siempre es el diseñador es quien quiere explotarlo para el comercio. Nunca se cree que el artista es el que está explotando al diseñador».

Sobre las reacciones a su trabajo:

«Antes era muy frágil sobre cómo reaccionaría la gente ante mi trabajo, pero cada vez estoy más en paz con la idea de que las malas reacciones también pueden ser buenas, porque al menos existe un diálogo. Pero he aprendido a controlar mis sentimientos al respecto de esto, así como de las reacciones de las empresas para las que trabajo, ya que muchas parecen estar más interesadas en las opiniones de millones de personas que no sé quiénes son. Todo tiene que funcionar en una pantalla diminuta, al instante. No es tan difícil hacer que algo se vea bien en una pantalla diminuta pero sí que luego en realidad no sea un desastre en persona».

Sobre la naturaleza de la moda:

«La naturaleza de la moda ha cambiado. En Amberes, tengo más tiempo para estar callado y dibujar. Aquí, no hay tiempo para escribir cosas. Todo está organizado y en la agenda. Todo está en continuo funcionamiento. Esa es la escala y la intensidad del trabajo. En Dior, tuve la misma sensación de correr contra el reloj».

Al seguir vinculándose a las grandes casas de moda:

«Es mi elección, mi responsabilidad. Claramente, me atrae. Me imagino que hay gente que piensa que me estaba vendiendo al venir aquí, pero no es un problema para mí. No es que no me importe. Me importa mucho. Pero no me importa tanto el hecho de que la gente tenga una opinión. En realidad admiro a la gente que tiene una».

via: The New York Times

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