Cuando llega un punto en el que nuestra relación con la ropa se rompe o muere, aparecen nuevas maneras de combatir esa obsolescencia acechada por la sobreproducción y la distopía climática. La técnica del remiendo o de la reparación aparece entonces para dar luz a toda esa oscuridad, como el próximo movimiento radical de la moda sostenible. Ahondemos en esta tendencia candente que deconstruye la moda a través de la reparación.
Ha llegado la hora de la moda renovable. De aquella que encumbra la narrativa eco-futurista basada en la restauración con el fin de perdurar para siempre, teniendo en cuenta que el mundo consume actualmente unos 80.000 millones de prendas, según datos de Fashion Revolution.
La remendación supone así una vía de escape a toda esa toxicidad que promueve la cultura del fast fashion, y a ese rechazo efímero a la ropa que proyecta el sistema actual basado en las micro-tendencias. Al fin y al cabo, la falta de educación sobre costura y textiles, y el hecho de no disponer de esas habilidades tradicionales sobre la longevidad de los artículos, obstaculiza el hecho de que podamos cambiar esos hábitos de consumo a pesar del culto latente del DIY abanderado por las nuevas generaciones.
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RECONSTRUYENDO LA MODA
Dentro de esta nueva era en la que la inflación se convierte en un pretexto para absolutamente todo, las marcas de lujo están abaratando los costes utilizando materiales más baratos, maquillando todos esos artículos a través de mensajes opacos, y muchas veces, calidades inexistentes.
Una realidad que proyecta la pronosticadora de tendencias, Mandy Lee, a través de vídeos de TikTok en los que muestra al público sus zapatos de firmas como Chanel o Margiela, y todos los ajustes que necesitan. Como unas Tabi Boots que han perdido la tapa del talón en tan sólo cuatro semanas de uso, difundiendo así toda una serie de clips que inspiran a mucha gente a adentrarse en esta técnica de DIY con la que experimentar con la moda, ilustrando los efectos del antes y del después.
Así, todos esos artículos de moda que se rompen debido a la mala calidad de las fibras, la producción frenética y la falta de conocimientos sobre el cuidado de la ropa, sentarían las bases para reconstruir esta problemática dentro del sistema. Una que ha llevado ahora a que remendar se convierta en una tendencia, cuando el producto de lujo en sí debería reflejar su propia cualidad y esencia.
En este sentido, marcas de lujo como Bottega Veneta empezaron a ofrecer garantías de por vida en sus bolsos mediante una filosofía con la que fomentar la longevidad y reparación frente a la compra de nuevos artículos. Un discurso con el que abrirse a técnicas de costura tradicional y de confección como el zurcido, con las que poner en práctica esa relación curatorial con la moda.
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