En un ejercicio cinematográfico que trasciende lo puramente comercial.
Lo que podría considerarse una simple campaña se transforma en un proyecto artístico que invita a repensar los límites entre moda, cine y narración contemporánea. Así es como Prada convierte la celebración de su bolso Galleria en un acto de amor absolutamente genuino.
En 2025, el testigo pasa de Jonathan Glazer a Yorgos Lanthimos. El director griego, célebre por su imaginario surreal y perturbador, reinterpreta la esencia del Prada Galleria a través de Scarlett Johansson, quien ya había sido protagonista en la edición anterior. Ahora, por primera vez, actriz y director se encuentran en un mismo espacio creativo, y el resultado es una pieza que opera como una especie de fragmento que sugiere la existencia de una película más amplia, con una trama que late bajo la superficie.
El universo de Lanthimos envuelve a Johansson en rituales enigmáticos: gestos extraños, acciones repetitivas, escenarios que evocan lo cotidiano y lo arquetípico al mismo tiempo. La actriz se multiplica en diferentes versiones de sí misma, como si cada transformación abriera una puerta hacia nuevas identidades. Este desdoblamiento refleja la tesis central del proyecto: la fluidez de la personalidad como acto de creación perpetua.
En medio de este juego de espejos, el Prada Galleria emerge como un auténtico eje narrativo. Se convierte en tótem, en talismán, en recipiente de energía y metamorfosis. Un objeto que, al igual que Scarlet en la pantalla, se reinventa temporada tras temporada sin abandonar jamás su aura esencial.
Desliza la galería y descubre ‘Ritual Identities’ al completo.
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