Después de tres años de creación y un proceso tan intenso como luminoso, Rosalía se sienta con Zane Lowe en Madrid para celebrar el lanzamiento de LUX, su cuarto álbum de estudio, disponible el 7 de noviembre a través de Apple Music. En una conversación honesta y espiritual, la artista catalana habla sobre la paciencia, la fragilidad, el amor fraternal y el salto artístico que la llevó a trabajar con la Orquesta Sinfónica de Londres, Björk y hasta cantar en trece idiomas.
«Cada proyecto me enseña a ser más paciente», dice Rosalía. «Han sido tres años, y en tres años pueden pasar tantas cosas… Pero quería dejar entrar la luz».
Zane Lowe (ZL) – Me encantó lo que dijiste sobre Leonard Cohen y esa idea de terminar un disco en tres etapas. ¿Hubo muchos momentos así?
Rosalía (R) – Sí, porque han sido tres años. Y adoro a Leonard. Me encanta lo que solía decir: «Olvida la obra perfecta. Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz». Creo que quería dejar entrar la luz, hacer más espacio para ella.
(ZL) – En la entrevista mencionas una conversación con tu hermana durante MOTOMAMI. ¿Qué papel tuvo en este álbum?
(R) – Muchísimo. Cuando le puse MOTOMAMI, me dijo: «¿Por qué tienes que destruir siempre la canción?». Me dolió, claro, pero se me quedó grabado. Pensé: «Hago música para que la gente sienta. Quizá sentirán más si voy hasta el final». Me prometí hacer un álbum en el que completara la idea, sin romper la canción por romperla. LUX me permitió crecer como compositora y productora precisamente por eso.
(ZL) – Hablemos de «Mio Cristo». ¿Por qué te llevó un año entero?
(R) – Porque quería escribir un aria. Pasé un año frente al piano, componiendo en italiano, inspirada en la historia de Santa Clara y San Francisco de Asís. Me fascinaba su amistad, tan pura. Primero escribí en español, luego lo traduje. Fue una búsqueda entre Miami y Los Ángeles hasta que un día supe que ya tenía mi aria.
(ZL) – En «Tuya» cantas en japonés. ¿Qué te inspiró?
(R) – La historia de Ryōnen Gensō, una santa japonesa que destruyó su rostro para poder entrar en un monasterio. Me impresionó su nivel de devoción. Me hizo reflexionar sobre los límites del sacrificio y lo que consideramos extremo.
(ZL) – ¿Qué sentiste al terminar el álbum?
(R) – Estuve al borde de un colapso mental. Si no entregaba el vinilo esa semana, el lanzamiento se retrasaba al año siguiente. Algo dentro de mí me decía que tenía que salir este año. Algunas canciones son distintas en el vinilo; fue un proceso de varias etapas. Temblaba del estrés.
(ZL) – ¿Cómo fue trabajar con la Orquesta Sinfónica de Londres?
(R) – Todo estaba escrito y arreglado con precisión. Llegamos con las partituras y sabíamos exactamente qué tenía que pasar. El estribillo de «Porcelana», por ejemplo, está inspirado en un bajo tipo amapiano, pero hecho con timbales. Lo grabamos así, con la orquesta completa. Fue mágico.
(ZL) – Has decidido abrir con «Berghain». Es agresiva, intensa. ¿Por qué esa elección?
(R) – Porque representa la intención orquestal del álbum. MOTOMAMI era minimalista; esto es maximalismo, brutalismo. «Berghain» tiene la orquesta completa, el coro, todo. Además, el nombre tiene doble sentido. Sí, es el club, pero también significa «un grupo de árboles en el bosque». Para mí, es una metáfora de la mente: todos tenemos nuestros propios laberintos internos.
(ZL) – Y vuelves a trabajar con Björk.
(R) – Ella es mi madre. Madre, madre, madre, sin duda. Es la más inspiradora. Ella y Patti Smith son mis madres artísticas. Las dos son libres e irreverentes. Vi a Patti actuar en Madrid hace poco, interpretando Horses. Escupía en el escenario con tanta elegancia. Fue una clase magistral. Recordarte que no te importe: eso es importante.
(ZL) – En esta etapa parece que has alcanzado un nuevo nivel vocal.
(R) – Totalmente. No creo que pudiera cantar así antes. En MOTOMAMI ya quería superar mis límites, pero aún no podía. Esta vez me permití escribir desde un lugar distinto. Si escribes desde ahí, puedes cantar desde ahí. Y la espiritualidad siempre ha estado presente. Mi conexión con Dios sigue ahí, siempre.
(ZL) – Háblame de «Memória», tu colaboración con Carminho.
(R) – Carminho escribió la letra. Es increíble. Habla de cómo puedes olvidar quién eras y quién eres. A veces hay recuerdos que parecen más reales que otros. Cada vez que los cuentas, esa es tu verdad en ese momento.
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