Los look-alike contests se convirtieron en todo un fenómeno cultural en el último trimestre del pasado año. Estos eventos, en los que participantes compiten por su parecido físico con figuras famosas, han invadido las redes, poniendo de manifiesto la existencia de una sociedad profundamente influenciada por la celebridad, y la búsqueda de reconocimiento. Los dopplegangers titulados de Timothée Chalamet y Glen Powell incluso llegaron a los Globos de Oro de este año para hacer su aparición. Pero, ¿qué hay detrás de esta obsesión? ¿Seguirá invadiendo internet?
Aunque podría parecer algo de moda ahora, los concursos de dopplegangers tienen una historia que se remonta al siglo XX. Un ejemplo curioso es el caso de Charlie Chaplin, quien en 1921 participó en un concurso de imitadores de sí mismo y sorprendentemente no ganó, obteniendo el segundo lugar. Así que incluso hace un siglo, existía la fascinación por emular a figuras icónicas. Sin embargo, la tecnología y las redes sociales han cambiado el juego, haciendo que el mero hecho de parecerse a un famoso pueda ser una vía fácil de ganar notoriedad e incluso ingresos.
En la era de las redes sociales, los look-alike contests se han convertido en auténticos fenómenos virales globales. Plataformas como TikTok e Instagram han democratizado la imitación, permitiendo que cualquier persona pueda compartir su versión de una celebridad con audiencias globales. Los videos de los participantes más destacados suelen volverse virales, alcanzando millones de vistas y, en algunos casos, abriendo caminos para monetizar ese contenido. La facilidad de acceso y el alcance masivo han convertido estos concursos en algo más que un pasatiempo; para muchos, son una estrategia para ganar visibilidad y, potencialmente, transformar su vida.
Y es que este 2024 ha sido testigo de competiciones que han capturado la atención de millones de personas en todo el mundo: desde el concurso de dobles de Timothée Chalamet en Nueva York hasta el de Rosalía en París, o el dedicado a Jeremy Allen White en Chicago. En definitiva, todos estos eventos han sido un nuevo reflejo de la fascinación por la cultura de la celebridad y el impacto de las redes sociales en la percepción de lo que es “cool”. Parecerse a una figura famosa puede ser un atajo hacia la fama; ser el doble de una celebridad abre puertas en la industria del entretenimiento. No hay más que ver el caso de los dopplegangers de Timothée Chalamet y Glen Powell, que hicieron su aparición en los Globos de Oro de este año.
Los ganadores de estos concursos pueden encontrar oportunidades como dobles en producciones audiovisuales, en campañas publicitarias o incluso convertirse en microinfluencers con colaboraciones de marcas que quieren aprovechar el alcance de su parecido.
Sin embargo, también se cuestiona si todo este fenómeno está promoviendo el desarrollo de talentos o simplemente refuerzan la idea de que ser alguien parecido a es más valioso que ser uno mismo. Además de ser una nueva forma de depender de la validación externa al acaparar atención por el mero hecho de parecerse a alguien famoso. Por un lado, los look-alike contests funcionan como un tributo a figuras icónicas de la cultura pop, y una nueva forma de conectar con ellas en comunidad. Pero por otro, plantean preguntas sobre los valores que promovemos como sociedad: ¿Estamos demasiado enfocados en el reconocimiento rápido? ¿Es mejor parecerse a alguien conocido que destacar por ser uno mismo?
Y, lo que es más importante: ¿Seguirá la fiebre de los look-alike contests creciendo este nuevo año?
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