Cuando The Attico nació, lo hizo con una idea clara: un penthouse, ese espacio doméstico que despierta fantasías y emociones. Ahora, con sus propios espacios físicos, la marca explora a fondo cómo crear atmósferas que cuentan historias, que se sienten y se viven. Olvídate del retail genérico y replicable: aquí cada tienda es una habitación de una casa imaginaria, y la ciudad donde se instala dicta cuál será esa estancia.
La clave es la intimidad. The Attico fusiona hogar y tienda, invitándote a quedarte, a descubrir y a conectar con la marca desde un lugar emocional y real. Cada espacio es un reflejo tanto de la esencia multifacética de la firma como del ADN del lugar que la acoge. Así nace The Attico Floorplan: un apartamento difuso con habitaciones por todo el mundo.
Después de inaugurar en junio en Ibiza con The Bathroom, ahora toca Seúl, donde presentan The Library: una oda a la intelectualidad y el minimalismo refinado, un espacio envuelto en calidez y sofisticación. Madera cálida, arquitectura italiana seleccionada y libros de diseño, todo esto crea la sensación de estar en la casa de un amigo culto y con estilo.
El nuevo flagship, ubicado en The Galleria, en el vibrante barrio de Gangnam —epicentro de moda, diseño y cultura contemporánea en Seúl— es la primera casa de The Attico en Corea del Sur.
El diseño combina rigor intelectual con sensualidad táctil: paneles de madera oscura con textura que remiten a los interiores milaneses de mediados de siglo, y superficies de hormigón brutalista en gris suave que aportan una esencia arquitectónica cruda. La entrada deslumbra con un muro de ónix verde retroiluminado, un punto focal orgánico que juega con tonos salvia y vetas doradas.
El acero cepillado en estructuras y detalles aporta una vibra futurista que contrasta con las texturas naturales, mientras que la alfombra de terciopelo oliva añade un toque de confort boudoir. Muebles vintage icónicos, como las sillas Alky de Giancarlo Piretti y pufs de costuras bajas, terminan de construir esa sensación de hogar vivido.
El juego de contrastes —frío y cálido, suave y estructurado, arquitectónico y emocional— es el sello de esta puesta en escena doméstica, sofisticada y personal, que encaja a la perfección con la visión cada vez más evolutiva de The Attico.
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