Lo barato sale caro, y ahora más que nunca. Las marcas fast-fashion made in China —Shein, Temu y compañía— están sintiendo el golpe directo de los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump. CNN lo confirma: los precios se están disparando, y no, no es una metáfora.
Si le preguntas a cualquier Zillennial por qué sigue llenando carritos virtuales en Shein a pesar de los cuestionamientos éticos, la respuesta suele ser simple: estar on point sin vaciar la cuenta. Pero el equilibrio entre drip y budget está tambaleando. La nueva jugada de Trump pone a estas plataformas contra las cuerdas, y el efecto dominó ya ha comenzado.
Para que te hagas una idea, el gobierno ha impuesto un arancel del 120 % o una tarifa plana de 100 dólares por cada envío desde China. Y eso no es todo: a partir del 1 de junio, sube a 200 dólares. La consecuencia directa: precios que se duplican en cuestión de horas. Un ejemplo: un bikini que costaba 4,39 dólares en Shein pasó a valer 8,39 dólares de la noche a la mañana. Eso es un +91 %.
La teoría económica no falla: los aranceles los acaba pagando el consumidor. Y las redes, claro, ya están en llamas. TikTok, X (Twitter para boomers), Reddit… la indignación es tan viral como los hauls que la generaron.
Una usuaria de TikTok se gasta 180 dólares en un conjunto de Jaded London que resultó ser de Shein.
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