Natalia Lacunza da un paso firme hacia una nueva dimensión musical con “Un Castigo”, el primer avance de su segundo proyecto de estudio, previsto para finales de año. En colaboración con el artista guatemalteco-mexicano Jesse Baez, y bajo la producción de Pau Paredes y Pau Riutort con arreglos de Ganges, la artista navarra se adentra en una narrativa mucho más madura, cruda y emocional. Un punto de inflexión artística que confirma su crecimiento como compositora, vocalista y narradora.

A nivel sonoro, “Un Castigo” se mueve entre el pop electrónico introspectivo, el R&B atmosférico y una sensibilidad alt-pop que enmarca la voz de Natalia en un espacio íntimo y melancólico. Es una canción que juega con el minimalismo emocional, donde cada pausa y textura tiene peso. La incorporación de Jesse Baez —uno de los referentes del R&B latinoamericano— potencia esta atmósfera: “Cuando escuchamos a Jesse cantar el segundo verso, parecía que lo había escrito él”, explica Natalia . «Su voz y la interacción entre ambos le da al tema ese tono atemporal que lo hace brillar aún más. «Un Castigo» es intergeneracional.
El videoclip, dirigido por Héctor Herce —con quien Natalia ya colaboró en “Muchas cosas”—, traduce visualmente ese momento en el que la tristeza se vuelve física, cotidiana y silenciosa. Rodado entre escenas en color y blanco y negro, el clip despliega una estética cargada de simbolismo íntimo, la cámara se mueve con suavidad y extrañeza, construyendo un espacio onírico donde lo emocional y lo corporal se confunden. Este universo visual acompaña la densidad emocional de la canción con un lenguaje poético y contemporáneo.
“Un Castigo” funciona como el prólogo narrativo de un disco que Natalia ha comenzado a definir como una reflexión sobre el duelo no solo de una relación, sino de toda una etapa vital. “Es el momento en el que todo lo que dabas por hecho se desmorona”, cuenta la artista. «Lo que te daba seguridad, las personas, la ciudad, tu familia elegida… desaparece. Y entonces la tristeza no viene solo de una ruptura amorosa, sino de la confrontación con una juventud que no es como esperabas».
En este nuevo proyecto, el segundo disco de su carrera, Natalia Lacunza se plantea así como una obra generacional, honesta y profundamente emocional. Y este primer adelanto marca un salto evidente en dirección artística, ambición conceptual y profundidad emocional.

Además, Natalia presentará parte de estas nuevas canciones en una serie de conciertos confirmados para este 2025, donde también repasará los temas clave de su discografía.
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