Una nueva investigación destapa la cruda verdad: vapear destroza los pulmones tanto como fumarse un cigarro, echando por tierra la idea de que un vaper es la salida «fit» del vicio. El estudio, liderado por la Universidad Metropolitana de Manchester, puso a prueba a vapeadores y fumadores con un ejercicio a fondo y, sorpresa: ambos grupos mostraron menor capacidad física y más dificultad para respirar en comparación con personas de la misma edad que ni fuman ni vapean.
La movida reunió a 60 personas de unos 20 años: 20 no fumadores, 20 vapeadores con al menos dos años de hábito y 20 fumadores con el mismo tiempo de experiencia. Todos se sometieron a pruebas de capacidad pulmonar en una bicicleta estática. Los resultados revelan que la “capacidad máxima de ejercicio” de vapeadores y fumadores es prácticamente idéntica y considerablemente inferior a la de los no fumadores. Además, ambos grupos mostraron una menor capacidad para absorber oxígeno y signos de que sus vasos sanguíneos no funcionaban correctamente, según análisis de sangre y ecografías, según explicó el Dr. Azmy Faisal, líder del estudio.
“Fumadores y vapeadores se quedaron sin aliento más rápidamente, experimentaron una fatiga intensa en las piernas y niveles elevados de lactato en sangre —indicativo de fatiga muscular— incluso antes de alcanzar su límite de ejercicio”, señalaron los investigadores. Con los vapers desechables en la mira para ser prohibidos en Inglaterra a partir del 1 de abril de 2025, y una creciente montaña de evidencias sugiriendo que inhalar un cóctel de químicos saborizados no es precisamente el camino a seguir, quizá es hora de decir adiós al Red Apple Ice Lost Mary antes de lo previsto.
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