Andreas Kronthaler ( Vivienne Westwood ) fue el responsable, una vez más, de añadir a la PFW su punto de impacto. Inspirado por las fotos del libro Skate Girls of Kabul de Jessica Fulford-Dobson y el catálogo de la subasta que el hotel Ritz de París hizo en abril antes de su remodelación, nos propuso una colección hecha de colecciones en lo que más destacó fueron los aires street de los que se impregnó el 70% de las piezas.
Una oferta en la que pudimos ver una especie de país de las maravillas en el que: skaters con vestidos de muje o musculados en calzoncillos conduciendo mini scooters se pasean por el garaje mezclándose con una instalación de nubes de papel y globos blancos que había sobre el techo.
Andreas nos propuso grandes vestidos de cóctel en telas de tapicería del siglo XVIII, tejidos que van de red a crochet con volúmenes parecidos a los de los pañales o camisetas sin mangas. Todo ello aprobado por la mismísima Vivienne Westwood que presidia la primera fila.
Vivienne Westwood RTW SS19
En otras partes del espectáculo, una modelo usaba una silla invertida como sombrero, pero todo respiraba la cierta impronta típica de la ya denominada madre del punk.
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