El viernes por la noche, bajo las imponentes paredes de la Catedral Americana de París, Willy Chavarria hizo su esperado debut en la Semana de la Moda de París, un escenario tan majestuoso como adecuado para la entrada triunfal de este diseñador de origen mexicano-estadounidense, reconocido como Menswear Designer of the Year por la CFDA. Tarantula, su propuesta para el otoño de 2025, se desplegó como una oda visceral a la identidad, la resistencia y la historia personal del creador, fusionando elementos de su herencia birracial y su educación entre las comunidades de inmigrantes en el Valle de San Joaquín, California.
Cada prenda de la colección, que transpira una conexión inquebrantable con sus raíces, exudó una carga emocional palpable, con una narrativa visual que resonó más allá de la pasarela. En un contexto tan simbólico como la Catedral, Chavarria desveló una gama de piezas que fusionan romance y dureza, en un manifiesto de belleza, fuerza y dualidad. Chaquetas adornadas con rosas, sombreros occidentales decorados con flores y trajes sensuales, que sugerían una vulnerabilidad lacerante, fueron el eje de una puesta en escena que hipnotizó a todos los presentes. La culminación del espectáculo llegó cuando J Balvin, a parte de desfilar junto a Tokischa, también regaló a los asistentes una actuación íntima.
Chavarria elevó el lenguaje del workwear y el athleisure con una paleta barroca de dorados, azules, rojos y morados. Las telas italianas de más alta gama —como sedas, terciopelos y cachemiras bouclé— se entrelazaron con la filosofía de Chavarria, que ha logrado redefinir el concepto de lujo, imbuido de una estética de resistencia y suavidad en igual medida. La diversidad de su casting —que incluyó desde hombres musculosos hasta figuras de cabello largo, pasando por chicos bajos, hombres maduros en sus 40 y 50 años, y modelos no binarios— fue una declaración directa: la moda no tiene género, y mucho menos límites.
Entre bambalinas, el rostro de la moda se humanizó aún más. Un modelo, quien durante el día trabaja como repartidor de pizza en Nueva York, compartió cómo Chavarria lo descubrió a través de un video viral en el que preparaba un pastel fresco en un restaurante local. «Es increíble ser parte de algo tan grande», comentó, destacando la representación latina en París y la importancia de ser parte de un movimiento que honra la autenticidad. Esta historia, como tantas otras en el desfile, encarna la esencia de la marca Chavarria: un tributo a la gente real, con sus luchas, sueños y vidas a cuestas.
El desfile también presentó la segunda colaboración de Chavarria con adidas, que se materializó en una cápsula inspirada en los años 90, con sneakers que reinterpretan las botas de combate, una mezcla perfecta de funcionalidad y estilo. Además, su asociación con Return to Vendor dio como resultado unas gafas reciclables que desafían la moda tradicional, creadas a partir de redes de acabado recuperadas. En paralelo, el trabajo con South Central Project permitió la creación de cuatro bufandas de seda, ilustradas con las imágenes del fotógrafo Carlos Jaramillo en su serie Illumine Tu Camino, un homenaje visual a la luz que emerge de la oscuridad.
«Tarantula» no es solo una colección: es una declaración de intenciones. Es una narrativa que, a través de texturas, proporciones y colores, construye un armario omnipresente, que habita en la intersección de la dureza y la suavidad, el charoscuro y la delicadeza.«Cuando el trueno se rompe, se rompe para ti y para mí. Bajo cielos roncos, mi beso es tan suave y gentil como el cabello de una tarántula». Y, como una tarántula, el debut de Chavarria en París dejó una huella imborrable, enviando escalofríos tentadores que recorrieron la columna vertebral de la catedral, marcando el comienzo de una nueva era para el diseñador.
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