Y/Project no es lineal, hay algo en la estructura de sus prendas que empieza dibujándose con un trazo arbitrario, sin levantar el lápiz del papel, y se va enrollando en sí mismo hasta hacerse un nudo. La característica espiral de sus pendientes alude al mismo principio. El desprecio por la obviedad de la línea recta. Y si la distancia más corta entre dos puntos es la principal virtud que podemos encontrar en el patronaje de líneas puras, Y/Project establece su discurso en el deambular de los trazados y la mínima obviedad.
Después del éxito de sus janties -bragas denim-, en esta temporada no sólo reubica ese mismo concepto y lo acompaña de nuevas texturas tan interesantes como unas medias-pantalón, si no que extrae ese corte en V de las piezas y crea una nueva silueta que funciona en pantalones, trajes, faldas y vestidos, sin parecerse a nada que hayamos visto antes.
Glenn Martens incorpora a uno de estos jeans la tendencia del exposed thong y lo denomina “the ultimate showstopper”. El diseñador se encuentra cómodo en la aparente incomodidad de sus prendas, mientras los tejidos se retuercen hasta encontrar su lugar. El estilismo juega un papel clave en la presentación de la colección. Las camisas se enredan entre los tirantes de los escotes, los bolsos slouchy se vuelven accesorios gigantes con vida propia y los zapatos de salón incorporan una abertura que deja al aire el dedo gordo, un pulso al límite del buen gusto.
La colección Fall 2020 de Y/Project desprende un eco de tiempos lejanos, creando la ilusión de piezas de corsetería, y sin embargo despliega su estructura del cuerpo de la mujer, para acoplarse de manera orgánica. Como la línea que se distrae en las curvas y se confunde con las arrugas de la piel.
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