En una era apocalíptica de crisis social y medioambiental, la alarma climática está haciendo eco en pasarelas que van desde Balenciaga a Marine Serre entre máscaras, incendios y deshielos. Pero si centramos el foco en la escena haute couture, se genera debate por su concepción elitista y ‘greenwashed’. ¿Es realmente ética la alta costura a pesar de sus colecciones limitadas? ¿Puede sobrevivir en tiempos de emergencia climática?
Más allá de experimentar, reutilizar y sustituir materiales, sería interesante para la industria reducir la producción en masa y abolir las 80 temporadas ultra-contaminantes que se generan al cabo del año. Y a pesar de que quede un largo camino de conciencia y reinvención, la alta costura está siendo un ejemplo del movimiento slow en la moda por su artesanía y longevidad.
Las propuestas Couture primavera-verano 2020 de París, como el antítesis del pret-a-porter, ya nos enseñaron como definir los patrones para un futuro sostenible a través de innovación textil y upcycling.
Diseñadores como Ronald Van der Kemp y Xuan-Thu Nguyen proyectaron visiones ecológicas que subvertían el sistema. La práctica de diseño con materiales ya existentes de van der Kemp y su trabajo con restos de otras firmas o piezas antiguas reflejaban en AW19 como una sola prenda puede adaptar múltiples formas.
Xuan-Thu Nguyen también es conocida por incluir en su moodboard procesos de experimentación con la alta costura, a través de nuevas técnicas para crear moda, ya sea con artículos vintage o tejidos de materia muerta, como refleja en su línea upcycled conocida como 1/Off Paris.
Por no hablar de cómo la moda digital está reduciendo el impacto ambiental. Creativos como Iris Van Herpen han ayudado a construir ese universo en el que no existen fábricas o cadenas de suministro, como hizo a través de una etérea colección basada en su eterna pasión por la experimentación textil, la tecnología y la ropa digital. En ella, encontrábamos códigos como dendritas de seda tridimensionales, zapatos escultóricos hechos a mano, o la ‘morfogénesis’, que consiste en una técnica de tallado revolucionario en colaboración con Philip Beeseley.
La diseñadora holandesa colaboró asimismo con el escultor cinético Anthony Howe en el vestido final «Infinity» para FW19 Paris: un esqueleto de aluminio y acero inoxidable con una delicada capa de plumas que parecía volar alrededor del modelo en su centro. De igual forma utilizó la tecnología Tony Ward para diseñar un vestido totalmente reciclable impreso en 3D usando tul y 33 piezas de TPU biodegradable.
El show de alta costura Primavera/Verano 20 de Ermenegildo Zegna se construyó sobre el lema #UseTheExisting y giró en torno a un enfoque sostenible. Alessandro Sartori ya comunicó entonces la religión que profesar durante la próxima década:
«Todo está conectado, y todo transmite la misma idea: no necesitamos crear lo nuevo desde cero, sino que podemos reutilizar y reinventar lo existente, sacando las telas progresivas de las desechadas, traduciendo las técnicas tradicionales en innovadoras confecciones de por vida, convirtiendo un lugar abandonado en un área de creación».
Stella Mccartney también pone su grano de arena en este camino de la moda de lujo hacia la sostenibilidad. Como miembro de la Iniciativa de Comercio Ético y la Coalición de Ropa Sostenible, ha establecido algunas normas ambientales en la industria haute couture. Stella utiliza algunos materiales ecológicos, incluyendo poliéster reciclado y algodón orgánico, así como tiene una estrategia para reducir los residuos en toda su cadena de suministro. Stella McCartney ya es un referente en la escena por su uso de poliéster y plásticos reciclados junto con algodón orgánico.
Pero volvamos a las roots. Viktor & Rolf fue de esos pioneros en despertar la conciencia medioambiental a través del haute couture con propuestas que van desde AW16 hasta su statement ‘Less is more’ para SS19 Couture. La pareja de diseñadores formada por Viktor Horsting y Rolf Snoeren revolucionaba así la pasarela entre vestidos de tul y eslóganes de Internet que nos representaban.
Por todo ello podemos decir que la escena haute-couture está dando luz a una generación que ha abierto los ojos y activado la consciencia. Aún así, la lucha tenga que seguir, transformando todos los aspectos de negocio de las firmas con el fin de que el greenwashing no sea la falsa realidad a la que nos tengamos que atener.
Sigue toda la información de HIGHXTAR desde Facebook, Twitter o Instagram
Podría interesarte…