En un mundo dominado por la desinformación y las fake news, las grandes potencias mundiales, Rusia, China y Estados Unidos, están utilizando a los influencers como máquinas de propaganda para obtener beneficios políticos.
En este sentido, la propaganda y las falsificaciones se filtran constantemente en internet, coexistiendo en un mismo espacio junto a noticias de buena reputación, haciéndonos dudar de lo que es real y lo que es falso. De esa crisis de comprensión se aprovechan precisamente los estados que recurren a los influencers que necesitan competir con contenidos en tendencia en el juego del hype efímero de las redes.
TIK TOK Y OTRAS REDES DE INFLUENCIA
Si conectamos esa viralización con las nuevas generaciones, el resultado declina en Tiktok: el nuevo altavoz de dichas potencias para conseguir sus objetivos socio-políticos. Algo que podemos vislumbrar a través de tags como #RussianLivesMatter, que ya ha alcanzado las 19,2 millones de visitas o #RLM con más de 31 millones.
Los influencers de TikTok bailan, hacen playback y posan para promocionar la guerra de Rusia en Ucrania. Vídeos de adolescentes que forman la letra “Z” con sus manos como símbolo de apoyo a la militancia rusa se reproducen constantemente. En otros, aparecen con carteles en los que denuncian la «rusofobia«, las «infoguerras» y el «nacionalismo«.
La organización de vigilancia Media Matters analizó todos esos vídeos para elaborar un informe en el que se destapaba una campaña de propaganda pro-rusa conformada por 200 tiktokers rusos que predicaban el siguiente mensaje: Rusia está defendiendo a su propio pueblo contra la agresión inducida por Occidente en Ucrania. También, que estaba siendo injustamente perseguida por los medios de comunicación, como intento del Kremlin de conseguir apoyo a través de Tiktok para su invasión de Ucrania.
MANIPULACIÓN DE ALGORITMOS
En medio de toda esa amalgama hostil de fake news, Tiktok decidió prohibir las publicaciones de las cuentas rusas basándose en su ley de “noticias falsas” del país, en la que la difusión de información falsa sobre la guerra se castiga con 15 años de prisión. Aún así, los usuarios encontraron nuevas formas de proyectar su mensaje sin ser castigados por ello.
En otra de las investigaciones, esta vez publicada por Vice, se descubrió una cuenta anónima de Telegram que pedía a los influencers rusos de TikTok que difundiesen su comunicado. Posts en los que los operadores indicaban qué emojis, textos y audios debían utilizar.
China entraba asimismo en esa turbia ecuación a través de la creación de una red de personalidades de las redes sociales para promover sus políticas de gobierno aprobadas por el Estado sobre los asuntos mundiales. Paralelamente, la Casa Blanca conectaba con 30 tiktokers a través de Zoom para transmitirles el enfoque y las narrativas de EEUU contra Rusia.
Ante todo ese contenido mundial viralizado, la respuesta del algoritmo de Tiktok es amplificarlo y hacer que llegue a más espectadores; pues lo interpreta a través de una lente positiva por su infinidad de reacciones, sharings y me gustas. Y es que, los transmisores de toda esta propaganda política saben cómo manipular el algoritmo, diseñando vídeos que apelan a emociones como la ira o el dolor, captando la atención de los jóvenes en constante búsqueda de respuestas a un mundo distópico.
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