Si creías que los canis habían pasado a mejor vida, es porque no te has percatado de que ha llegado su mejor versión junto a una de las corrientes musicales más fuertes de los últimos tiempos: el drill. Este género musical se ha convertido en el estilo(a veces también de vida) de toda una generación. Vamos a ver qué ha pasado con los canis. Quédate a enterarte.
Entre 2000 y 2010, los canis y las chonis vivieron su época dorada. Oros, chandal de Nike, motillos, la rumba, las naves… Toda esta estética trae consigo un poderío económico mínimo para poder mantener un estilo de vida que para un adolescente medio de esa época, está muy por encima de sus posibilidades. Atrapados dentro de esta espiral, los canis se centran en mantener su posición social dentro del grupo, centrándose en general dinero rápido. La película «7 Vírgenes», es el mejor ejemplo del estilo de vida de esa época.
El tren de vida de un cani de la época era todo menos austero. Para empezar, los oros eran una señal de status dentro del grupo. Cuantas más joyas tuvieses, mejor; cuanto más pesadas y gordas se viesen tus cadenas y anillos, mejor también. La mayoría se compraba un oro de peor calidad, el golfi, para ahorrarse unas perras y poder gastarlas en otras cosas de su look que no eran precisamente baratas: chándales de Nike, zapatillas de muelles, las nike tn etc. El Dolce & Gabbana, eso si, de mercadillo, que si no se va mucho el presupuesto.
Los tribales, el mullet y el look de “el cenicero” también han sido cosas que se han recuperado en las tendencias de moda y belleza actúales, y el rabillo del ojo siempre vuelve, aunque ahora no esté en su época dorada con tendencias beauty más minimalistas.
Entonces, ¿los canis han desaparecido? Con la globalización, la aceptación de la estética de barrio y la nueva ola musical, lo cani es celebrado e imitado. Solo hay que observar un poco unos elementos estéticos que están resurgiendo: los tribales, los chándal de Nike y de Lacoste, el mullet…
El cani se ha capitalizado debido a la romantización de su estilo de vida, pero las cosas han cambiado. Y como no, la música tiene culpa de ello, como casi siempre que hablamos de alguna tribu urbana. El trap ha cambiado de manera permanente la manera de ver y también de ser de los canis, convirtiendo lo quinqui en lo más moderno.
En el caso español, el punto de inflexión llegaba con Pxxr Gvng. Yung Beef llegó a desfilar en la semana de la moda de París para Hood by Air y Pigalle, y poco después se convirtió en imagen de Calvin Klein junto a caras como las de Kendall Jenner o la mismísima Kate Moss.
Ahora el eje del fenómeno español es Morad, el líder de los MDLR y un movilizador de masas. Las siglas MDLR salen de la frase en francés ‘Mec de la Rue’, en español chico de la calle. Morad popularizó el término con una canción de 2019 y mediante sus letras plasma la realidad de un chaval de barrio de clase obrera. Los jóvenes que le escuchan, sean o no de barrio, se suman a una forma de vivir o hacer «como qué» propia de los márgenes de la sociedad y a una estética urbana.
Esto adquiere más significado cuando tenemos en cuenta esa identificación gracias al drill y el trap. Las dinámicas sociales y culturales propias de esta escena musical son un gran atractivo para ellos. Probablemente no tengan ni siquiera el mismo background económico. Sin embargo, encuentran el punto en común en el chándal, vestimenta imprescindible en los armarios de los canis de finales de siglo. Colectivos como sportmafiaboys o eurobando han participado activamente en esta evolución estética. Ellos han conseguido llevar «el universo mdlr» a una veneración absoluta a través de la cultura sportlife: air max, lacoste, y camisetas de fútbol. Una unión donde la música, el estilo de vida y la moda se juntan para marcar una nueva generación: los neo canis o mdlrs.
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Marcas de streetwear como Corteiz, han captado perfectamente estos códigos. Con su auge, el fenómeno neo cani ahora es incluso parte de la cultura hype. Muchos están posicionando a la marca de Clint 419 como el nuevo Supreme.
Una de las mayores demostraciones de que los neo canis están pegando duro, también en las elites de la moda, es el posicionamiento de Central Cee en la moda. Su campaña con Jacquemus y su aparición en la gala de los British Fashion Awards con una chaqueta Quechua ha sido una revolución en la industria. Lo de Jacquemus ha acercado a los fashionistas al drill, mientras lo del Quechua ha acercado la cultura de barrio a las élites de la moda.
El caso de Pop Smoke es también un ejemplo claro de ello. No se puede negar que el rapero tuvo algún tipo de influencia en Dior, sobre todo por cómo la marca es percibida por parte de la comunidad urbana. Esta poderosa sinergia desembocó en un homenaje al rapero en la colaboración entre Travis Scott y Dior. Para muchos jóvenes Pop Smoke y Dior son dos términos simbólicamente unidos para siempre.
Si las firmas, que entienden y deben entender perfectamente los códigos de las nuevas generaciones, cuentan con las caras visibles de los movimientos juveniles para sus campañas, lo más seguro es que nos encontremos ante un nuevo paradigma. En esta nueva realidad los canis simplemente han pasado a mejor vida, una vida más cool y alejada de la marginalidad.
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