En pleno parque Highbury Fields, Daniel Lee desplegó su segunda colección para Burberry. Una colección en la que los códigos de la marca se ven evolucionados en cada detalle, desde la ropa hasta los bolsos, zapatos y joyería. Un despliegue absoluto de códigos británicos en la era contemporánea.
El evento se abrió con una entrada impactante, donde un camión de comida Norman’s deleitó a los invitados con cafés y panes Guinness, anticipando la experiencia que estábamos a punto de presenciar. El personal, vestido con pantalones beige y jerseys de punto azul, marcó una ruptura con la formalidad previa, transmitiendo un lujo más igualitario -aunque solo sea una ilusión- que en la temporada pasada. La escena en el barrio de Lee, envuelta en una gigantesca carpa, fusionó la esencia de un día en el campo con el carácter utilitario de los elementos militares. Los invitados se acomodaron en bancos verdes, cubiertos con mantas acolchadas y con cantimploras de acero. La música de Dean Blunt otorgó el acompañamiento sonoro que elevó la experiencia.
A la cita con Burberry no faltó casi nadie. Kano, Jason Statham, Rosie Huntington y su marido, Kylie Minogue, Michael Ward, Jourdan Dunn, Naomi Campbell, Skepta, Burna Boy… toda una constelación de estrellas internacionales, pero sobre todo británicas, asistieron a un éxito más de Lee en elevar a Burberry al lugar que ocupaba hace unos años.
La gabardina, pieza por antonomasia de la casa, emergió como la estrella del desfile. Lisa y abotonada, marcando hombros y caderas, enganchada a chaquetas, con el cinturón desplazado a la zona de las caderas… Un sinfín de variantes que puso en valor lo que en su día hizo grande a Burberry. Estampados de cadenas, candados y mosquetones serpentearon por estas prendas y otras comocamisas de seda hasta vestidos de paño, creando una fusión de tradición e innovación.
En la pasarela predominaron los colores rojo, blanco y azul real, emblemas de Gran Bretaña, mostrando la maestría de Lee en la adaptación de los códigos británicos a la era moderna. El azul vivaz, que rescató la esencia de la casa junto al icónico jinete, se convirtió en un profundo azul marino, dejando su huella en toda la colección. Un estampado de fresas en tono azul adornó un vestido, fusionando elementos naturales con la esencia británica. En palabras de la marca, estas piezas pretenden abrazar «los tópicos de las frutas británicas y los prados ingleses».
La maestría de Lee para crear accesorios inolvidables que ya conocíamos de su paso por Bottega Venetta, se destacó en un cinturón con maxi hebilla del logo de Burberry, loafers con grandes cierres, unos mules de brillantina y bolsos todoterreno. Cada pieza era una declaración de estilo y elegancia, demostrando que el lujo puede ser un lugar seguro y cómodo, sin demasiadas pretensiones.
Ahora, tras una Semana de la Moda de Londres marcada por desfiles como el de Mowalola, JW Anderson y este de Burberry, la atención del mundo de la moda se dirige a Milán. Veremos que es lo que los diseñadores italianos nos tienen preparado.
Sigue toda la información de HIGHXTAR desde Facebook, Twitter o Instagram
Podría interesarte…