El pasado 22 de agosto Kim Kardashian publicaba una foto en Instagram sentada en su ropero con un tanga asomando por encima de su conjunto neón. Por supuesto, no era cualquier tanga. Se trataba de una de las piezas más emblemáticas del trabajo de Tom Ford para Gucci, perteneciente a la colección de primavera del año 1997. Pero no es la lencería lo destacable, sino la forma en que Kim lo coloca estratégicamente para la foto, a la vista, confirmando una tendencia que ha ido apareciendo tímidamente en nuestros feeds durante la última temporada.
Lo más probable es que el “exposed thong” haya nacido a partir de lo que se conoce como Sagging, la forma de llevar los pantalones que popularizó la comunidad afroamericana de raperos y skaters en EEUU a principios de los años 90. Al llevar los pantalones más bajos que de costumbre, la ropa interior pasó a ser algo visible, un elemento más que conformaba el outfit y como tal, con un mayor interés para las firmas de moda.
A principios de los 2000, las chicas también comenzaron a reivindicar su derecho a enseñar su ropa interior al mundo, encontrando en Paris Hilton, Britney Spears o Christina Aguilera sus aliadas más representativas. Y como cualquier tendencia, poco a poco comenzó a desaparecer de las calles y las pasarelas.
Hasta hoy. Enseñar el tanga se ha convertido en otra de esas trends que hemos rescatado de la estética del cambio de milenio. La vuelta del Sagging a la moda masculina, retratada por Barragán en su show para la primavera 18, podría servir como aviso de lo que estaba por llegar. Travis Scott y Migos estaban atentos.
Ahora son Bella Hadid y compañía las abanderadas de una tendencia que un sinfín de firmas predijeron en sus colecciones SS18. FentyxPuma, Vaquera, Bevza, Linder, Chromat o Tom Ford son algunos ejemplos. En la reciente fashion week, Namilia propone el momento más icónico con la propia Paris Hilton como modelo de su híbrido tanga-pantalón.
En España tenemos nuestras propias prescriptoras, como Bad Gyal, Sita Abellán o la Zowi, que luce en su instagram el tanga magnético de la firma Chromosome Residence.
Esta reivindicación de la sexualidad y libertad femenina que ejemplifica el exposed thong conlleva también una carga de controversia. Sobre la pasarela parece empoderar a las mujeres que lo llevan, pero en un contexto diferente, como la calle, puede hacerte sentir observada e incómoda. Su iconicidad para mostrarnos una mujer que se siente sexy, libre y segura de sí misma es lo que lo ha convertido en una tendencia, pero la línea entre esa idea y la realidad -reflejo de cómo la sociedad todavía lo utiliza como símbolo de sexualización y objetificación del cuerpo de la mujer- es tan delgada como la propia tira de un tanga.
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